En varias oportunidades el gobernador Rohel Sánchez no ha tomado importancia a las denuncias que se publican sobre irregularidades en su gestión. No solo de este medio, sino de otros diarios, radios y hasta televisoras. Se ríe, le da gracia y hasta trata de menospreciar la labor periodística. Ojalá que al leer el informe de esta semana siga riendo.

¿Alguna vez se tomará en serio que el gobierno regional no es como dirigir la UNSA? Nos parece que no. Todavía el gobernador parece que piensa que la gestión regional es como dirigir unas cuantas facultades, la obrita del comedor universitario o la construcción de laboratorios.

Pero el gobierno regional es un monstruo. Y no solo porque es horriblemente gestionado, sino por el presupuesto que maneja y los intereses económicos y políticos que genera en muchas personas y empresas.

Muestra de ese mal manejo que está dando Sánchez es que en Logística continúan las irregularidades, las jugaditas extrañas, que hacen dudar sobre si el gobernador está o no enterado. Porque ya son muchos los errores y muy escandalosos. Y Sánchez no hace nada, no cambia ni un escritorio.

Este medio denunció a fines de febrero cómo es que la comisión de selección para la obra de la carretera Cabrería – Pampa Cañahua estaba haciendo incurrir en error a los postores. Enterado, el gobernador se rió. Para él no pasaba nada. Y la verdad es que no pasó nada. Porque, a pesar de que en el Consejo Regional se propuso investigar el tema, sus amigos —por no decir la frase coloquial del que saca la lengua para lamer algo de atrás— bloquearon cualquier intento. Y le dieron el caso al presidente de la comisión de Infraestructura, Aarón Maldonado, el «amigo» del gobernador.

Obviamente el tema ha quedado ahí. A menos que Maldonado nos tape la boca y salga con todos los pedidos de información y citaciones para demostrar que trabaja y fiscaliza. Lo que dudamos.

Y lo que nos preocupa más es que el Ministerio Público no suena. No se sabe si está tomando nota del sin fin de irregularidades en la gestión regional. Y si está investigando, con seriedad, las implicancias del gobernador Rohel Sánchez en todos esos casos. Porque alguna clase de responsabilidad penal debería tener en la contratación de su cuñada, de su concuño, de los amigos de su hijo, de la suegra de su hijo, de la contratación de empresas sancionadas, del favorecimiento a sus aportantes de campaña, etc, etc.

De plano responsabilidad política tiene. Pero como Rohelito no es político, sino técnico-académico, nunca asume ninguna responsabilidad política por sus actos, y se ríe. Seguramente se reirá otra vez de que la obra Cabrería – Pampa Cañahuas se vuelva a caer porque contrataron a una empresa sancionada y que firmó el contrato a sabiendas de esto.

Y seguramente se va a reír más fuerte cuando publiquemos una investigación más fuerte la próxima semana. Pero de eso no queremos adelantar nada. Solo alistense bien y sentados para que la caída del desmayo no sea fatal.