Rosa Yanira Ricra Francia elabora y decora esculturas en cerámica al horno. Bajo el calor, estas piezas se transforman en verdaderas obras de arte con mayor durabilidad. Los adornos se expenden en ferias artesanales en provincias.
En el taller de Rosa Yanira Ricra Francia, el horno es la principal herramienta para dar vida a esculturas y adornos de todo tipo, calentando cada rincón con su lumbre constante y transformadora. Con su empresa “Bizcocho y más”, la apasionada ceramista ha dedicado su vida a la creación de piezas únicas que, bajo el calor del fuego, renacen como verdaderas obras de arte.
Rosa comenzó su travesía en el mundo de la artesanía con manualidades, explorando las posibilidades de sus manos y sus ideas. Fue un camino que inició sin saber el éxito que tendría con el paso de los años. Al inicio, moldeaba figuras con cerámica al frío, una técnica más accesible y de bajo costo. Pero su hambre de crear y perfeccionar la llevó a buscar un material que le permitiera darle mayor carácter y durabilidad a sus obras. Y así fue como llegó a la cerámica al horno, un material que, como ella misma dice, “hace que las piezas adquieran una esencia de eternidad”.
“Yo me dedico a esto hace 10 años, lo aprendí en talleres y empíricamente, pero siempre hay que capacitarse porque cada día hay más novedades. Así es como aprendí la técnica de la cerámica al horno. El que no innova no puede entregar nada novedoso a sus clientes. Yo les ofrezco reliquias que difícilmente pueden romperse. Es una gran ventaja”, cuenta la artista.
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La magia de la cerámica
La elaboración de cada figura empieza con una solución especial llamada barbotina, que Rosa vierte con cuidado en los moldes. Es como si inyectara vida en cada efigie. La solución barrosa y casi líquida va tomando forma en el molde, llenando sus recovecos hasta que surge la figura, lista para desmoldarse, pulirse y entrar al horno. Allí, en ese instante, cada pieza simula el proceso de preparación de un bizcocho, adoptando el nombre que inspiró la identidad de la empresa.
“Empezamos el producto desde cero. Para que la pieza quede cocida entra al horno, así como un bizcocho. Por eso también se le dice bizcocho cerámico y de ahí surgió la inspiración para ponerle el nombre a mi empresa. “Bizcocho y más” es como un hijo para mí”, cuenta la empresaria.
El horno de “Bizcocho y más” es como un templo donde el barro se transforma en piedra. A más de mil grados, las piezas se cuecen, endurecen y se visten con una textura de durabilidad. Este proceso de cocción es delicado y decisivo; un mal cálculo puede hacer que una pieza hermosa se agriete, pero en manos de Rosa, la cerámica obedece y toma forma. “Cada vez que saco una pieza del horno, siento que nace de nuevo”, asegura, observando sus creaciones con la mirada orgullosa de una madre.
Finos acabados
Pero la obra no termina allí. Tras el calor, llega la magia de los colores y los acabados. Con pinceles finos y pinturas acrílicas, Rosa Ricra Francia da vida a sus esculturas, como si trazara en cada una de ellas pequeños trozos de naturaleza. Los detalles, los accesorios y las texturas que añade convierten cada figura en un universo particular. Esos acabados, realizados con el mimo de quien conoce cada rincón de su obra, le confieren a las esculturas un diseño propio.
“Utilizamos pinturas acrílicas y metálicas, le ponemos apliques de cerámica al frío, flores y otros adornos para darle mayor realce, buscamos patentar diseños únicos y que llamen la atención. Elaboramos productos de acuerdo a la ocasión. Hacemos diseños para jardín, para navidad, maceteros. De todo un poco para satisfacer todo el mercado”, concluye mientras mezcla pinturas para darle color a una de sus esculturas.
“Bizcocho y más” ha ganado un lugar especial en las provincias de Perú, donde las piezas de la artesana son bien recibidas y apreciadas. No solo llevan el arte de su creadora, sino también una parte del legado que quiere dejar. Rosa Ricra organiza talleres y clases corporativas, enseñando a otros su técnica y su amor por la cerámica. “Es mi forma de perpetuar este arte, de darle alas a los que, como yo, sienten pasión por lo que hacen”, afirma con la convicción de quien sabe que enseñar es también una forma de eternizarse.
Así, entre el calor del horno, el color de los pinceles y el entusiasmo de sus estudiantes, Rosa Yanira Ricra Francia y su empresa han logrado un espacio único en el arte de la cerámica. Sus piezas, moldeadas con el amor y la paciencia que solo el tiempo y la experiencia pueden brindar, seguirán viajando por el Perú, llevando consigo una historia forjada en barro y fuego, y una promesa de arte y pasión que perdurará por generaciones. Si usted quiere adquirir algunos de sus ejemplares, no dude en comunicarse al 944827845.