En medio de festejos y desfiles, Arequipa conmemora su 485° aniversario con una radiografía que revela avances y deudas pendientes. La región, tercera en el Índice de Competitividad Regional 2025, pierde terreno frente a Moquegua y enfrenta problemas en la ejecución de recursos, trabas para la inversión privada y una creciente sensación de inseguridad. El reto, coinciden especialistas, no es solo mantener su dinamismo económico, sino traducirlo en desarrollo efectivo y sostenible para sus ciudadanos.
El último informe del Instituto Peruano de Economía confirma que Arequipa, con 6,9 puntos en competitividad, ha cedido el segundo puesto que por años mantuvo. El ascenso de Moquegua no solo se explica por su minería pujante, sino por una gestión pública más ágil y un entorno de negocios menos burocrático. En cambio, la Ciudad Blanca carga con proyectos estratégicos paralizados, como Majes Siguas II, cuyo potencial agrícola sigue siendo promesa debido a enredos legales y falta de decisión política.
El problema se extiende a los gobiernos locales. Un reporte minero de agosto de 2025 reveló que solo 14 municipalidades ejecutaron más del 75% de los recursos provenientes de la actividad minera el año pasado. La mayoría cayó en la subejecución, frenando obras de agua potable, saneamiento y conectividad. La Asociación de Contribuyentes del Perú advierte que sin una gestión técnica y transparente, el flujo de recursos mineros corre el riesgo de convertirse en una oportunidad perdida.
A pesar de las trabas, la inversión privada sigue llegando. En 2024, Arequipa atrajo más de 220 millones de dólares en proyectos mineros, consolidándose como un destino atractivo para el capital. Sin embargo, empresarios locales denuncian que las licencias y permisos municipales siguen siendo un laberinto, restando competitividad frente a otras regiones. El desafío es encontrar un punto de equilibrio donde el Estado acompañe y no entorpezca la iniciativa privada.
La inseguridad, en cambio, avanza sin contrapeso. Un estudio de la UCSP reveló que ocho de cada diez arequipeños se sienten inseguros, mientras que los feminicidios registrados este año ya suman una docena. La ciudadanía pide acciones más allá de los discursos y mayor coordinación entre autoridades para recuperar la tranquilidad. En su aniversario, Arequipa celebra con orgullo su historia, pero también con la certeza de que el futuro dependerá de su capacidad para reformar su gestión y enfrentar de frente sus problemas más críticos.