Muchas veces, las reuniones gremiales pueden resultar, aparte del departimento y el jolgorio, en reflexiones sobre la profesión. En este caso, sobre el periodismo. Y, sobre todo, el periodismo de investigación y la política regional y local.

Es bueno debatir con los colegas, muchos de ellos en el ámbito de la prensa institucional, respecto a lo que los medios de comunicación, y sobre todo los diarios que hacemos investigación, desarrollamos sobre sus jefes o los alcaldes y gobernadores. Es fructífero,

Por obvias razones, no se puede detallar sobre esas discusiones. Pero sí se pueden publicar conclusiones.

El periodismo es necesario. De eso no hay discusión. Nuestra labor es clave en la línea de fiscalización del poder de turno y sobre todo para alertar sobre posibles deficiencias en las gestiones; sobre todo las regionales y municipales. Y más aún cuando los consejeros y regidores, en su gran mayoría, no hacen su trabajo.

Y es una realidad. En el Consejo Regional de Arequipa la mayoría oficialista siempre se impone y traba comisiones de investigación sobre denuncias gravísimas contra el gobernador Rohel Sánchez. No vamos a ponernos a detallar, pero hay temas que ya pasan del escándalo. Es grave, y de verdad nos gustaría ver a valientes que pongan denuncias por omisión de funciones contra los consejeros. Porque más allá de sus «acciones de fiscalización», que no asustan a nadie, no se ocupan de rebuscar en temas de corrupción de fondo. Lo cierto es que es un Consejo Regional arrodillado y que solo rinde pleitesía; en su gran mayoría. Gatos de Chifa, en resumen.

Por otro lado, ¿los medios podríamos ser más condescendientes? La verdad es que no. Eso de «dejar trabajar», de obviar la miniedades, es cosa de «pechos fríos». Y entre gitanos no nos vamos las manos. De esos hay muchos periodistas y medios. Pero aspirar a que todos sigamos esa línea, donde todo es a media caña, es pedir mucho. Siempre debe haber uno o dos medios que «jodan». Punto.

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Ahora, es correcto señalar las limitaciones que tenemos los medios regionales; sobre todo económicas. Pero eso no es pretexto para realizar el mejor trabajo posible. En Revelación.pe tratamos de dar a nuestros lectores material de calidad en la medida de nuestras posibilidades. Seguir un protocolo para desarrollar un periodismo responsable y, sobre todo, brindar confianza sobre lo que publicamos.

Para ello contamos con periodistas de prestigio y responsabilidad.

¿Acaso no advertimos los conflictos de intereses en la propuesta del terreno en Umapalca para el nuevo Iren Sur, o las deficiencias en las licitaciones de varias obras de vías entregadas por el gobierno regional? Son temas que deberían preocuparnos a todos los arequipeños. Porque, aunque ustedes no lo sientan o no lo crean, es plata que sale de sus bolsillos en forma de impuestos. Y por lo tanto es válido que los medios cuestionemos los procesos de licitación y posibles falencias en las contrataciones.

Y aún más, es válido cuestionar el incremento en el patrimonio de los funcionarios públicos y sus familias. Porque existe el riesgo de que ese dinero provenga de dádivas coimas y pagos de favores. Y si un funcionario amenaza con demandar a un medio por publicar esas denuncias —como, aclaramos, no ha pasado esta semana con el tema principal de este reportaje, pero sí en otros casos muy distintos—, deben sonar más las alertas. Porque ese carro, esa casa, podría haber sido pagada con los impuestos de miles de arequipeños. Es decir, haber sido producto de la corrupción.

Así que por eso es que sigue siendo necesario el periodismo. Siempre protegido por la libertad de expresión, de información y, sobre todo, la libertad de informar a los ciudadanos.