La ola de crimen en Arequipa, y en el resto de país, continúa y se hace cada vez más cercana a todos los ciudadanos. El último ataque se sicarios y extorsionadores en la ciudad ocurrió en el distrito de Bustamante y Rivero, en la zona de Alto de la Luna. Fueron al menos cinco disparos hechos a una casa, donde, según dijeron, se dio una amenaza debido a que la familia se negó a acceder a las extorsiones.
Y no serán los últimos. Pues el crimen organizado sigue campeando y ha tomado a la ciudad por asalto. Ya lo han denunciado así las asociaciones de comerciantes, los taxistas, empresarios y hasta los propios artistas. El crimen está detrás de todos. En cualquier momento puede ser usted o yo.
¿Qué hacemos? ¿Huimos, vendemos los negocios y nos mudamos al extranjero, o buscamos un trabajo común para evitar las extorsiones, o compramos armas y nos defendemos a nosotros mismos con en el viejo oeste? Ya falta poco para esto último. Sin embargo, esa no es la salida. La mejor decisión es exigir a las autoridades hacer algo concreto ya.
Los municipios locales deben implementar proyectos de seguridad ciudadana, como la compra de cámaras de seguridad de ultima generación, mayor implementación de las unidades de Serenazgo para el patrullaje, mejor coordinación de las juntas vecinales y la coordinación constante con la Policía. De igual forma, el gobierno regional, gestionar la mayor implementación de la Policía, con la compra de patrulleros y equipamiento.
Pero eso no es todo. En Arequipa urge la puesta a punto y funcionamiento de la Escuela de la Policía ubicada en La Joya. Un proyecto que hace muchos años está paralizado porque las autoridades no pueden dotarla de agua potable. Algo tan simple como eso.
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También se necesita que se ponga en funcionamiento el nuevo edificio de Investigación Criminal del Ministerio Público, en el cual se podría acelerar el análisis de pruebas que servirían para dar con los delincuentes y criminales.
Pero más que eso se debe implementar una verdadera unidad de Investigación Criminal e Inteligencia de la Policía. No solo capacitaciones que en realidad no han llegado a nada. Sino una unidad que tome acciones y, sobre todo, que de resultados palpables para la población.
Y lo más importante para que algo de lo dicho anteriormente sea realidad, es que nuestras autoridades por fin trabajen juntos de la mano, que se organicen y empiecen a brindarnos la seguridad que los arequipeños necesitamos. Basta de mezquindades, de personalismos y de indecisiones.
Y el único llamado a organizar todo es el gobernador Rohel Sánchez, pero parece que a él no le pellizca nada. Parece que aún no es consciente que es el máximo líder de Arequipa. ¿En qué momento organizará a los alcaldes, la Policía y las autoridades de Justicia, para que se tomen decisiones concretas? Esperemos que pronto. No se distraiga y olvide por un momento sus asuntos personales y las denuncias de corrupción en sus gestión. Ahora lo primordial es luchar contra el crimen.