Los pobladores de Cayarani beben todos los días agua contaminada con altos niveles de arsénico, hierro y aluminio. Esos son los resultados preliminares que las autoridades de la Gerencia Regional de Salud mostraron a las autoridades y comuneros luego de hacer un estudio en el distrito sobre el agua potable. Grave sin dudas. Y más grave es que las autoridades no quieran comerse el lío de señalar a agente contaminador.
No extraña. Hay muchos intereses de por medio; políticos y hasta económicos. El funcionario de hoy puede ser el trabajador de la mina en un futuro. Así que siempre irse con cuidado y no hablar de más. O al menos amagar las preguntas que hagan los periodistas para no decir nada que pueda comprometerlos.
Sin embargo, hay otras entidades que sí son claras; algunas veces. La Autoridad Nacional del Agua (ANA) hizo un estudio mucho antes que las autoridades de Salud, pero en el río. Encontraron altos niveles de aluminio, hierro y manganeso; muy por encima de los límites máximos que exige la norma. Pero más importante es que señalan al posible culpable: Compañía de minas Buenaventura. Una nefasta empresa con antecedentes de contaminación que vienen de décadas e incluso del siglo pasado. Y en el informe le piden que tome acciones.
La pregunta es si la empresa minera hará caso o, como siempre ocurre, tratará de no asumir la responsabilidad, alegar y alegar, hasta pagar una multa irrisoria o solo obtener una palmadita en la espalda de las autoridades ambientales. Opinamos que seguro pasará lo segundo. Porque la empresa parece haber olvidado la responsabilidad social que le corresponde. Incluso se explicar a la población lo que está sucediendo y cómo pretenden solucionarlo.
Este medio intentó hablar con ellos. Pero como siempre pasa, y no solo con ellos sino con muchas empresas mineras, se mantuvieron en silencio. Y el silencio dice mucho también. Nos dice que no les interesa la imagen que tenga la población sobre ellos, que les importa poco lo que esté pasando en sus operaciones mineras en lo que respecta al impacto ambiental y que, como ocurre siempre, solucionarán las cosas a su manera; es decir: con las autoridades ambientales; pagar una multa y seguir como si nada.
Porque en el Perú sale barato contaminar. Todo gracias al expresidente Ollanta Humala que aplicó el llamado «Paquetazo ambiental», que redujo las multas por delitos ambientales a pagos irrisorios. Por eso las empresas mineras se ríen de la gente más pobre del Perú. Pago mi multa, si es que alguna vez llego a perder los juicios y apelaciones que hago para no pagar nada, y sigo contaminando. Así de fácil es en nuestro país. Mientras tanto, la gente de Cayarani, pero también de toda la cuenta del río Orcopampa y Andagua, seguirán tomando agua con metales pesados; muriendo lentamente.