Se tiraba la pera. Augusto Arce Paredes priorizaba su dictado de clases en dos universidades y no acudía a laborar a la Beneficencia donde es gerente general y debería cumplir un horario estricto de 8:00 am a 16:45 pm. Para evitar fiscalización pidió que lo exoneren de marcar tarjeta.
En lenguaje coloquial, el gerente de la Sociedad de Beneficencia Pública de Arequipa Augusto Arce Paredes, se tiraba la pera, no cumplía su horario laboral en la entidad, para acudir a dar clases en dos universidades: Catolica de Santa María y San Martín de Porres. Así lo ha determinado la Contraloría en el informe de Acción de Oficio Posterior Nº 016-2024, luego de cotejar los horarios se la sede de la Beneficencia con los de la casa de estudios. El perjuicio ocasionado un perjuicio económico de S/ 2.016, pero un mayor perjuicio social por el abandono de sus funciones, las que deberían ser a tiempo completo.
No marcaba tarjeta
Luego de ser designado como gerente de la Beneficencia, el 15 de enero de este año, Augusto Arce no perdió el tiempo e inmediatamente solicitó ser exonerado del marcado de registro automatizado implementado para el control de asistencia del personal de la Entidad. «Considerando el cargo y actividades de la Gerencia de Asesoría Jurídica y de la Gerencia General y con la finalidad de garantizar una adecuada y eficiente administración, resulta pertinente por esta única vez, la exoneración del marcado de registro de asistencia diaria”, alegó Arce en un informe enviado al directorio de la entidad.
Al día siguiente el directorio accedió y le dio esas facilidades. Sin embargo, la Contraloría advierte que dicha exoneración no quita que Arce tuviera que cumplir con su horario laboral de 8 de la mañana a 4 y 45 de la tarde. Y añade que dicha dispensa «no concibió en ningún extremo la posibilidad de priorizar o realizar actividades particulares y/o ajenas a la función de la Gerencia General y/o a la finalidad de la Entidad».
Cotejado de horarios
De acuerdo con la Contraloría, Augusto Arce debía cumplir con el horario estricto de 8:00 am a 16:45 pm, sin descartar que sus funciones como gerente de confianza podrían alargar su trabajo en la entidad. Sin embargo, entre abril y junio de este año Arce a duras penas llegaba a la Beneficencia a las 11:45 del día.
Por ejemplo, el 1 de abril debía dictar clases en la Universidad San Martín de Porres entre las 7:15 y 9:30 am y luego debía ir a la Universidad Católica de Santa María para dar clases entre las 10:02 am y 11:02 am. Luego, desde Umacollo ir, en medio del tráfico del Centro Histórico, hasta la sede de la Beneficencia.
En otra fecha, el 12 de junio tuvo clases entre 8:43 y 10:26 de la mañana en la Universidad Católica de Santa María, y luego entre la 1:15 y 3.30 de la tarde en la Universidad San Martín de Porres. Es decir, ese día prácticamente no pudo asistir a la Beneficencia en el horario normal. Y la misma situación el 5 de junio y el 15 de mayo.
Y de acuerdo al análisis, no solo le sacaba la vuelta a la Beneficencia, sino también a las mismas casas de estudio. El 11 de junio marcó tarjeta en la Universidad Católica de Santa María para dar clases entre 8:45 y 10:22 de la mañana. Y de acuerdo con el horario entregado por la Universidad San Martín de Porres, ese mismo día debía hacer clases entre las 8:45 y 11 de la mañana. ¿Cómo hacía?
Y así diversos horarios durante 22 días entre abril y junio.
De acuerdo con la remuneración mensual de Arce en la Contraloría, que es de S/ 5.500, la Contraloría ha calculado un perjuicio de S/ 2.016. Sin embargo, en ese cálculo la entidad contralora no toma en cuenta los tiempos de traslado, porque en varias ocasiones, Arce debía salir con tiempo de antelación para llegar a las casas de estudio y lo mismo para volver.
Y sin contar el perjuicio social por el abandono de sus funciones en la Beneficencia. ¿Qué pasa con los ciudadanos que habrán acudido a su oficina buscando algún tipo de ayuda o para realizar alguna diligencia? ¿Y qué con las diversas organizaciones sociales que requerían del gerente Augusto Arce para temas urgentes? Otra cuestión es: ¿Qué hará el alcalde provincial Víctor Hugo Rivera luego de conocer que su funcionario de confianza se tira la pera?