Planeta Cadáver: Sopa de hadas

Señalados o no por las fuerzas sobrenaturales, la mató, ese es un hecho irrefutable, y a los ocho días de matarla volvió al cuarto y se dedicó a atrapar, con sus manos coloradas, a las necrohadas que volaban sobre la muerta con insidia de ratas famélicas.
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La Cámara de Babel: Embriagado del recuerdo 

De rato en rato los vientos cálidos soplan desde el sur, llevando consigo trozos de cartón, sacos mineros y bolsas negras de basura que se pierden entre los cerros triangulares, antiguos protectores del valle, en un espectáculo zigzagueante de pequeños remolinos de tierra que ascienden hasta la cima. 
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