Las voces opositoras al régimen de Maduro en Venezuela andan cuidadosamente optimistas respecto a los resultados de las próximas elecciones del 28 de julio. De acuerdo a los resultados de más de seis encuestadoras del país llanero, el candidato opositor Edmundo Gonzáles parece llevarse las elecciones con un amplio margen. Inclusive, según los sondeos más conservadores, la ventaja podría ser hasta de 20 puntos porcentuales.
La respuesta del oficialismo chavista ha sido radical y agresiva. El pasado 17 de julio Maduro declaraba en un mitin en la Vega, una zona del oeste de Caracas, que «si no quieren que Venezuela caiga en un baño de sangre, en una guerra civil fratricida producto de los fascistas, garanticemos el más grande éxito y la más grande victoria de la historia electoral de nuestro pueblo».
A esto se suman, también, su más recientes declaraciones en Táchira, en las que afirm que «las fuerzas armadas son chavistas». Con esta afirmación Maduro busca apuntalar el apoyo de los militares; quienes no solo se limitan a velar por la ejecución ordenada de los comicios, si no que además, se dedican a realizar controles e inspecciones de identidad, sobre todo en zonas donde se ejecutan mítines de candidatos opositores.
Una consecuencia de ello son las 124 detenciones arbitrarias que denunció la ONG Foro Penal Venezolano. De estas 102 se hicieron a dirigentes de oposición, desde el inicio de la campaña.
¿Es posible un fraude?
Distintos analistas concluyen que en estas elecciones se plantea un escenario jamás imaginado por el chavismo, donde por primera vez, en 11 años, se pone en juego la presidencia. La última vez que el oficialismo venezolano casi pierde las elecciones fue cuando Nicolás Maduro se impuso con un 52 % de los votos contra Leopoldo López, en 2013.
A pesar de las denuncias de fraude y a la petición del conteo de cada uno de los votos, ello no fue viable. Esto debido a que al contar con un sistema electoral electrónico, la tarea de desglosar cada boleta finalizado el conteo era prácticamente imposible. Al final, López se vio obligado a aceptar los resultados y desaparecer de la vida política de Venezuela.
De acuerdo a fuentes de exinteligencia venezolana citadas en distintos reportes de medios de comunicación internacionales, una modalidad de fraude para adulterar los resultados consiste en insertar electrónicamente los votos. El tema fue denunciado en varias ocasiones por la oposición venezolana sin obtener resultados. Tampoco hay que olvidar que el Consejo Electoral Nacional está presidido por Elvis Amoroso, un veterano militante chavista.
Por otro lado, el chavismo también cuenta con mecanismos para movilizar a sus bases a través de subvenciones a sus militantes. Hasta la fecha se invirtió más de 3 mil millones de dólares en la compra de conciencias a través de la entrega de dinero, víveres y otros beneficios.
Adicionalmente, se pueden presentar escenarios en los que exista suplantación de los electores o estrategias como la extorsión para evitar que muchos de ellos no acudan a sufragar, ya que participar de las elecciones no es obligatorio.
No hay que olvidar que el chavismo también bloqueó el voto de los venezolanos en el extranjero. Solo se permitirá sufragar a quienes cuenten con carné o certificado de residencia. Más de 4 millones de venezolanos estarán impedidos de votar en sus embajadas o consulados. Algunos se plantearon el regreso a su país pero hasta los analistas más optimistas auguran que la cantidad de retornos no será significativa.
La respuesta opositora
Después de que el chavismo impidiera la inscripción de María Corina Machado y de su sucesora (Corina Yoris), esta se alió con un candidato hasta entonces desconocido, y a quien el oficialismo sí había permitido la inscripción: Edmundo Gonzáles Urrutia. El diplomático de profesión representa a tres organizaciones políticas integrantes de la coalición Plataforma Unitaria Democrática.
Para evitar el fraude, esta alianza planteó la conformación de Comandos de voluntarios repartidos en todo el país con el objeto de vigilar el voto. A pesar de contar con un sistema de electrónico cada boleta debe ser impresa y depositada en un ánfora. Lo que permitirá hacer una contabilización manual. Y así, con cédulas en mano, pueden traer abajo cualquier resultado fraudulento declarado por el chavismo.
Otro aspecto clave para evitar el fraude es el llamado a la participación masiva de los electores. Se espera que se pueda alcanzar el 80 % de participación con lo que hará más difícil para el oficialismo plantear cualquier manipulación.
De consolidarse una victoria opositora, la transición significará una negociación en la que se incluya hasta una propuesta de amnistía para Maduro y compañía.
Uno de los escenarios más temidos es la polarización en las calles, sea cual fuere el resultado. Esto obliga a ambos bandos a replantear su responsabilidad con la historia de su país.
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