La región Arequipa enfrenta una creciente crisis de salud pública ante el alarmante incremento en la prevalencia de la anemia infantil, una enfermedad que amenaza el desarrollo cognitivo de miles de niños menores de tres años. Cifras oficiales de la Gerencia Regional de Salud (GERESA), extraídas del sistema del Ministerio de Salud, revelan una escalada sostenida de esta patología entre abril y septiembre de 2025.
El análisis de los reportes mensuales de hemoglobina (Hb) en niños de 6 a 35 meses de edad muestra que la anemia subió de un 19.4 % al mes de abril a un 24.9 % en septiembre. Este aumento de 5.2 puntos porcentuales en solo cinco meses representa un incremento relativo del 26.8% en la tasa de prevalencia. Un indicio claro de que las intervenciones sanitarias no están logrando frenar la propagación de la deficiencia de hierro en la población infantil más vulnerable.
Vale aclarar que estas cifras son solo para el 2025. Y es que la Geresa recién implementó un sistema de seguimiento de la anemia este año. Y la cifra de 24.9 % debe sumarse, de manera ponderativa al 43.9 % de incidencia de anemia, con el que la región cerró el 2024. Lo que demuestran las cifras es que la anemia no se detiene.
Cifras en alza
El mes de abril la prevalencia general de anemia fue del 19.5 %, afectando a 1212 niños. La cifra ya estaba peligrosamente cerca del umbral del 20% considerado por la OMS (Organización Mundial de la Salud) como problema de salud pública de gravedad moderada que requiere atención urgente.
El reporte de abril ya visibilizaba la brecha geográfica en provincias. Esto porque Condesuyos lideraba negativamente con el 31.9 % de casos diagnosticados. Le seguían La Unión con 28.1 % y Caylloma con 23 %. Las zonas costeras se ubican al fondo de la tabla, respecto a los casos de anemia registrados: Camaná (7.1 %) e Islay (17.3 %). En cuanto a la vulnerabilidad etaria, más de la mitad de los lactantes de 6 a 11 meses ya padecía anemia, con una tasa alarmante del 52.9%, mientras que en los niños mayores (24 a 35 meses) la prevalencia era del 13.6%.
En mayo, el porcentaje general de anemia se ubicó en el 19.8 %, con 1,667 casos confirmados. La cifra absoluta de niños anémicos aumentó en 455 casos respecto a abril. La vulnerabilidad se mantuvo en los grupos más pequeños, con la prevalencia en niños de 6 a 23 meses siendo del 23.5%.
A nivel de provincias, Condesuyos continuaba a la cabeza con 33.5 %. La Unión le seguía de cerca con 27.4 %. Caylloma se mantenía alta, mientras que Camaná (7.2 %) seguía reportando los valores más bajos. Un foco rojo destacaba en la microred de Chuquibamba con una prevalencia crítica del 43.4 %, más del doble del promedio regional.
Sigue en aumento
En junio, la anemia siguió su avance hasta el 20.7 %, con 2,267 casos. La distribución etaria no varió: la anemia en 6 a 23 meses alcanzó el 24.3 %, frente al 19.9 % en el grupo de 24 a 35 meses. El reporte en provincias reveló que Condesuyos y La Unión se mantuvieron altos, con 33.2 % y 28.9 % respectivamente.

Camaná (8.3 %) e Islay (16.3 %) seguían con los indicadores más favorables. A nivel de microredes, la situación era extrema en Chuquibamba (43.4 %), confirmando la concentración del problema en las zonas rurales y de altura.
El mes de julio consolidó la tendencia ascendente, llegando a una prevalencia del 21.3 %, con 3,067 diagnósticos. La mayor vulnerabilidad se trasladó ligeramente al grupo de 12 a 23 meses, que registró el 26.1 % de anemia. Las provincias andinas registraron los mismos índices negativos. Condesuyos repuntó dramáticamente al 31.4 %. Caylloma le siguió con un 27.1 %. La Unión (24.9 %) y Arequipa (21.8 %) superaron el promedio regional.
El informe destacó una tendencia creciente en el número de diagnósticos, superando los 1,000 casos mensuales, lo que la GERESA justificaría posteriormente como un mayor tamizaje poblacional.
Picos negativos

Agosto registró el mayor incremento en la cifra absoluta de casos, alcanzando 4,243 diagnósticos y elevando la prevalencia al 22.2%. El periodo de mayor riesgo se mantuvo entre los 6 y 23 meses, con tasas cercanas al 30%: 6–11 meses (29.9 %), 12–17 meses (30.8 %) y 18–23 meses (28.7 %). Y el periodo culmina en octubre con la prevalencia más alta, 24.9 %, y 6,880 casos registrados.
La distribución geográfica del riesgo evidenció que La Red Castilla – Condesuyos – La Unión llegó al tope con 29.3%. Las provincias más afectadas fueron Condesuyos (34.8 %) y Caylloma (30.9 %). Arequipa alcanzó el 25.4%, mientras que Camaná se mantuvo en el 12.3 %. El informe de septiembre también señaló que el periodo de junio a agosto mostró un pico de casos, posiblemente asociado a la temporada de frío, que exacerba las infecciones y el riesgo nutricional.
Justifica incremento
Ante el incremento acumulado del 19.45% al 24.9 %, el Gerente Regional de Salud, Walther Oporto Pérez, justificó este crecimiento como el resultado de una mayor cobertura de tamizaje, argumentando que las cifras históricamente bajas reflejaban un ocultamiento de casos que no se diagnosticaron.
No obstante, esta justificación choca con la realidad de las provincias: mientras las zonas de fácil acceso como Camaná e Islay mantienen cifras controladas (14.2 % y 17.4 % en septiembre), las zonas rurales y de altura (Condesuyos, 29.1 %; Caylloma, 27.9 %) duplican y triplican esas tasas. Esto sugiere que la falta de presupuesto y la escasez de personal en zonas alejadas, reconocido por el gerente, están permitiendo que la anemia prospere.
El funcionario enfatizó que los centros de salud están abastecidos con medicamentos y que se sigue el Plan Nacional de Lucha contra la Anemia. Sin embargo, la persistencia de casos indica problemas en la detección temprana y, más críticamente, en la adherencia al tratamiento y la educación nutricional en el primer nivel de atención.

Por su parte, la consejera regional Marleny Arminta Valencia respondió a Revelación.pe sobre este panorama. Indicó que solicitará un informe detallado sobre las políticas de salud en las estrategias que se aplican para mitigar los altos índices de anemia. Su acción busca esclarecer si el aumento se debe solo a la mejor detección, o si las estrategias de prevención, suplementación con hierro y educación alimentaria están fracasando en los focos más críticos de la región.




