Por: Sergio E Mostajo C. Periodista

En estos días una polémica decisión municipal ha ocupado interminables horas de discusión en radios, espacios en redes y medios impresos: El famoso plaqueo. El municipio pretendía limitar el ingreso de vehículos particulares al Centro Histórico de la ciudad, so pretexto de descontaminarlo y preservar las añejas edificaciones públicas y privadas ubicadas en él.

Los conductores afectados lanzaron el grito al cielo, acusaron al alcalde y a sus funcionarios de favorecer a los taxistas: por cierto, estos no estaban prohibidos de ingresar al centro. Finalmente la autoridad dio marchas atrás, dejó sin efecto la medida y dispuso retomar la ordenanza que prohíbe el ingreso de vehículos, sean cuales fueren, un día a la semana de acuerdo al último número de sus placas.

Particularmente creo que esta medida no resuelve el grave problema de congestionamiento vehicular. Alivia en algo el tránsito por el centro, pero el caos y la anarquía persisten en las demás calles y avenidas.

Es menester sufrirlo cuando, por desgracia, nos toca transitarlas. Somos testigos de una serie de abusos que cometen, mejor diré cometemos, todos los conductores. No respetamos a los otros, paramos donde nos da la real gana, creemos que nos basta con encender las luces de emergencia, nos estacionamos en la puerta de los cuarteles de bomberos, nos pasamos los semáforos en rojo, invadimos los carriles de emergencia (en la variante de Uchumayo), y los chóferes de las inefables “loncheritas” han convertido las calles y avenidas en sus playas particulares.

El problema es grave en las llamadas “horas punta”, cuando todo el mundo sale rumbo a su centro laboral, al colegio, a la universidad, al mercado. Y pasa lo mismo a la hora de retorno a casa, todo ante la ausencia absoluta de los policías de tránsito, a esas horas no hay uno, ni para remedio.

No creo en soluciones temporales, tampoco paliativas, ellas solo enmascaran nuestro padecimiento diario. Creo en medidas definitivas que extirpen el problema de raíz, una de ellas es la alternancia como en los tiempos del gobierno militar en los que, por la escasez de combustible, los vehículos transitaban tres días a la semana. Los de placa impar salían los lunes, miércoles y viernes, los de placa par, salían los martes, jueves y sábados. Con esto retiraríamos la mitad de vehículos y no es poca cosa.

Además, creo que se debería crear la Policía Municipal de tránsito y quitarle esa potestad a la Policía Nacional, y que esta se dedique de forma exclusiva a combatir la criminalidad, garantizar la seguridad y preservar el orden interno. Con los municipios a cargo del tránsito tendríamos presencia policial en toda la ciudad y a todas horas, las normas y el reglamento se cumplirían a pie juntillas.

Como corolario, creo que debemos aplicar la IA al tránsito urbano de vehículos, con semáforos inteligentes, cámaras en casi toda la ciudad y foto papeletas no habría impunidad para los malos conductores, sus faltas e infracciones serían registradas sin excusas y la papeleta llegaría a su casa en brevísimo tiempo, dándole un plazo perentorio para su cancelación bajo pena de ir a corte y sufrir un embargo por el monto adeudado.

Por cierto, para que estas medidas tengan éxito, necesitamos un sistema de transporte público eficiente.