En 2022 Rohel Sánchez ganó las elecciones regionales en primera vuelta y con más del 30 % del voto de los arequipeños. El gran valor de Sánchez era haber sido rector de la Universidad Nacional de San Agustín (UNSA) y lograr su crecimiento, en contraste con las anteriores gestiones de rectores que la estaban hundiendo. A nivel de provincias pesaron sus antecedentes de académico y de, supuestamente, buen gestor. Además, la falta de contrincantes políticos de peso, permitió que Sánchez se alzara con una fácil victoria.
La gran promesa era, y sigue siendo: Cambio y desarrollo. Pero ya son casi son 3 años de gestión y no vemos ni cambio ni desarrollo. Salvo algunas obras menores, que podrían fácilmente haber sido hecha por municipios distritales, y que no se desmerecen, la gestión de Rohel Sánchez podría terminar sin nada importante que dejarle a Arequipa.
Como ya lo ha dicho su amigo Roberto «Beto» Gamero, no hay obra que tenga el sello de Sánchez. No hay obra que la población pueda en un futuro recordarla como su gran legado.
Con el anuncio de la construcción de tres vías esperadas por muchos años, como Cabrería – Pampa Cañahuas, Majes – Huambo y Jachaña – Cayarani, Sánchez parecía volver al ruedo y su gestión perfilarse como una de las más productivas de la última década. Todo se hizo rápido y con una aparente efectividad que solo se vio en su gestión en la UNSA.
Sin embargo, apenas se hizo la primera licitación salieron a relucir las irregularidades. Primero se eligió a una empresa altamente cuestionada y con antecedentes de falsificación de documentos. Y junto a ella otra vinculada al Club de la Construcción y el mega caso de corrupción de Odebrecht. Tras ello, Sánchez y sus funcionarios tuvieron que retroceder y volver a convocar una licitación.
Y esta segunda no estuvo exenta de denuncias de irregularidades. La principal fue que se utilizaron tretas matemáticas para tumbarse a postores. Los que ganaron ahora están generando problemas a la gestión de Sánchez. Jachaña – Cayarani fue la primera en caer y ahora está en arbitraje. Mientras que Majes – Huambo podría quedar como una de las peores vías construidas debido a la falta de un supervisor independiente. Solo falta que caiga Cabrería – Pampa Cañahuas.
En tanto, Sánchez tampoco puede terminar las obras que le dejaron las gestiones anteriores. El puente Arequipa – La Joya está paralizado hasta nuevo aviso y con alerta de no haberse construido debidamente. Los hospitales de provincias, como Camaná, Cotahuasi, Chala y Maritza Campos, tampoco se reactivan. Y ni hablar de la vía de 4 carriles del Cono Norte, que se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para Sánchez. Y peor aún la compra de patrulleros, el mejoramiento de los hospitales Honorio Delgado y Goyeneche, parece que no llegarán nunca.
¿Qué nos dejará Sánchez? Los canales de regadío, pozos, mantenimientos de colegios, etc, aunque loables, no son obras que generen un gran cambio ni desarrollo a nivel regional señor gobernador. Falta poco. Esperamos que su gestión no se convierta en la mayor estafa política de los últimos años.