La derrota en las elecciones bonaerenses llevó al presidente Javier Milei a mover fichas dentro de su gobierno. Este lunes, tras reunirse dos veces con su gabinete en la Casa Rosada, decidió conformar una mesa política integrada por sus funcionarios más cercanos, y en paralelo, una mesa de diálogo federal con los gobernadores. Con ello, el mandatario busca recomponer el tablero político sin alterar el esquema económico ni realizar cambios en su gabinete.
La mesa política nacional estará encabezada por el propio Milei y contará con la participación de Karina Milei, Guillermo Francos, Patricia Bullrich, Santiago Caputo, Martín Menem y Manuel Adorni. Según el vocero presidencial, este grupo asumirá un rol estratégico en la conducción política del oficialismo, mientras que la mesa de diálogo federal será convocada por el jefe de Gabinete para sumar a los gobernadores en la discusión del rumbo del país.
En paralelo, se confirmó que la mesa política bonaerense ampliará su base de representación con dirigentes ligados a “Las Fuerzas del Cielo”, el espacio referenciado en Santiago Caputo. Pese a las versiones de ajustes internos, Milei insistió en que no habrá reestructuración de ministerios, aunque sí se analizan medidas específicas en áreas sensibles como salud. Luis “Toto” Caputo, ministro de Economía, se sumó a la segunda reunión de la jornada tras su encuentro con el presidente del BID, Ilan Goldfajn.
El gobierno nacional cerró filas frente a la derrota electoral. Milei reconoció ante la militancia que La Libertad Avanza sufrió “una clara derrota” en Buenos Aires, pero remarcó que el proyecto económico no se tocará. Ratificó el equilibrio fiscal, la política cambiaria, la desregulación y el combate a la inseguridad como ejes inamovibles de su gestión. “Vamos a corregir errores, pero sin cambiar el rumbo”, aseguró desde Gonnet.
En el círculo presidencial crece la preocupación por la reacción de los mercados tras los resultados adversos. Sin embargo, Milei y sus colaboradores más estrechos transmiten un mensaje de firmeza: no habrá marcha atrás en el modelo económico, aunque sí un intento de mayor articulación política para sostenerlo. La creación de estas mesas es el primer movimiento visible de un gobierno que, tras la derrota, reconoce la necesidad de abrir canales de diálogo.