América Latina y el Caribe atraviesan una etapa de bajo crecimiento económico, marcada por la persistencia de la inflación, el aumento de la deuda pública y la debilidad de la inversión. Según el más reciente Reporte Económico del Banco Mundial, la región crecerá apenas un 2,3 % en 2025 y un 2,5 % en 2026, el ritmo más lento entre todas las regiones del mundo.
El documento, titulado Emprendimiento transformador para el empleo y el crecimiento, plantea que los países latinoamericanos pueden romper este ciclo si apuestan por el emprendimiento como motor de productividad e innovación. Para ello, los gobiernos deben fortalecer el clima de negocios, invertir en infraestructura y atraer capital privado.
“El emprendedor es el actor clave del desarrollo: identifica oportunidades, innova y asume los riesgos necesarios para generar valor agregado y empleo”, señaló William Maloney, economista jefe del Banco Mundial para la región.
El informe advierte que, aunque el apoyo al emprendimiento ha aumentado, la mayoría de empresas siguen siendo micro o pequeñas, con limitadas posibilidades de expansión. En contraste, un grupo reducido de firmas “transformadoras” podría impulsar el crecimiento si se eliminan obstáculos estructurales como la falta de financiamiento, la rigidez regulatoria y el déficit de habilidades.
Para avanzar, el Banco Mundial propone una agenda basada en tres ejes: invertir en capital humano, fortalecer la política regulatoria y ampliar el acceso al crédito. Esto incluye mejorar la educación, reformar los impuestos, reducir subsidios ineficientes y modernizar las leyes de quiebra.
De aplicarse estas medidas, la región podría construir economías más dinámicas y competitivas, donde el emprendimiento deje de ser una respuesta a la crisis y se convierta en una vía sostenida de desarrollo. “Ahora es el momento de acelerar las reformas y movilizar el capital privado”, concluyó Susana Cordeiro Guerra, vicepresidenta del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.
Con información del Banco Mundial