El ahora ex gerente general del Gobierno Regional de Arequipa, Johan Cano Pinto, envió una carta notarial a este medio para lo que, consideramos, es un acto claro de amedrentamiento. El exfuncionario de confianza de Rohel Sánchez se ha escandalizado por dos reportajes publicados en este medio. El primero por haber señalado que fue nombrado como gerente regional de Infraestructura tras la salida de Fabian Enríquez. Y el segundo por la publicación de los Chats de Whatsapp que lo involucrarían en una presunta red de corrupción.
En el primer caso vemos una evidente contradicción por parte de Johan Cano. Primero dice que «sugerimos» que por órdenes del gobernador Rohel Sánchez o de su persona se destituyó a Fabián Enríquez. Pero luego acepta que en el reportaje indicamos que fue cesado por múltiples denuncias por presunta corrupción. Lo cual no comprendemos. En principio porque lógicamente Enríquez debió salir por sugerencia del gobernador o del propio Cano; ya que eran sus jefes inmediatos.
Líneas más abajo señala que Fabian Enríquez no salió de manera abrupta de la gestión regional. Lo que tampoco comprendemos, pues ¿cómo se dice cuando alguien deja de la noche a la mañana un cargo? Bueno.
Finalmente, sobre el primer reportaje defiende su encargatura señalando que se hizo para cubrir la necesidad inmediata de un funcionario en esta cartera. Aquí advertimos que su designación fue de tan solo un fin de semana, entre el viernes 29 de agosto al lunes 1 de setiembre. Así que se trató de una designación insulsa, desde nuestro punto de vista, pues se pudo esperar esos dos días para poner al nuevo funcionario. Lo que se advirtió en el reportaje es el acaparamiento de poder por parte de Johan Cano; un mero análisis político.
Y esto se evidenció y comprendió más cuando se revelaron los Chats que finalmente lo obligaron a dimitir.
Respecto al segundo reportaje, como ya se está haciendo costumbre en algunos funcionarios, trata de darnos cátedra de periodismo. Y remata que se hicieron «aseveraciones morbosas que están dañando mi reputación, imagen y honor». Pero no dice cuales son esas aseveraciones morbosas. Al contrario, este medio no publicó los pasajes morbosos y se mantuvo en total confidencialidad la identidad de la persona a la que presuntamente Johan Cano se refiere. Porque, como lo advertimos en el reportaje, su vida íntima no es de nuestra incumbencia.
Luego el señor Cano señala que no hicimos la corroboración de los números de Whatsapp que conversan en los chats publicados. En este punto, nuestra respuesta en que no es tarea de este medio realizar la labor que deben hacer las autoridades del Ministerio Público. Debemos recalcar que desde el inicio no se aseguró la total veracidad de los chats, sino su importancia hacia el interés público de su contenido. Es más, se señala que es la Fiscalía la que debe corroborar esto.
Lo que hacemos como periodistas, ante la evidente imposibilidad de pedirle el teléfono móvil a Johan Cano, es una labor de contraste. La misma que involucra verificar que los chats no hayan sido generados con Inteligencia Artificial, comprobar que se ajusten lo más cerca a la estructura de conversaciones de Whatsapp y hacer un análisis del contenido; con fechas, correlación de lo que dicen con la realidad y coincidencias con aspectos personales. Además, se le solicitó su versión sobre el caso, la cual se consignó ampliamente en el reportaje periodístico.
Finalmente, Johan Cano nos amenaza con demandarnos por difamación. Sin embargo, consideramos que primero debe responder ante la justicia y brindar todo el apoyo a las diligencias para aclarar este asunto. En caso sea absuelto sin ninguna duda, este medio no tiene el menor reparo en señalarlo. Además, advertimos al señor Cano que la propia ley acepta que los funcionario públicos pueden ser cuestionados y estos deben responder, no ha nosotros, sino a la opinión pública. Nuestra intensión nunca tuvo una ánimo de difamación, sino de publicación de un caso de interés público. ¿Qué hubiese pasado si no habríamos hecho nada, guardándonos esos chats?
Pero también debemos advertir que su renuncia es un mal indicador sobre su inocencia. Es una simple conclusión política. A la que podemos llegar, luego de que el gobernador anunciara un firme apoyo a Johan Cano y otra funcionaria involucrada, y tras unas horas ese apoyo político se diluyera hasta el nivel que ambos tuvieron que dejar su cargo. Si todo era falso, ¿porqué renunciar? Nos queda esa duda.
Finalmente, rechazamos cualquier tipo de amedrentamiento político o jurídico por parte de funcionarios públicos como Johan Cano. Nuestro trabajo se realiza con ánimo de informar a la ciudadanía sobre temas de interés público y que sea esta la que saque sus propias conclusiones. Además, solicitamos que el señor Cano cumpla con la justicia primero.