Radar estratégico: oportunidades y riesgos del salto digital de la banca

Por Henrry Torres Delgadillo – Especialista en Gestión de Riesgos

El anuncio de que el primer banco 100 % digital podría llegar al Perú ha despertado expectativa y entusiasmo en el sector financiero. La Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) confirmó que ya recibió la solicitud formal de una entidad que planea operar sin agencias físicas, ofreciendo todos sus servicios de manera virtual. Para muchos, esto representa un avance hacia la modernización y la inclusión financiera, pero también abre la puerta a riesgos que los peruanos no pueden pasar por alto.

El atractivo es evidente: menos colas, operaciones inmediatas desde el celular, cuentas fáciles de abrir y, en algunos casos, menos comisiones. Sin embargo, la digitalización bancaria plantea desafíos que van más allá de la comodidad. El primero es la ciberseguridad. Con la banca trasladada a una pantalla, el robo de datos personales, el phishing y los fraudes electrónicos se convierten en amenazas constantes. En un país donde no todos los usuarios tienen hábitos sólidos de protección digital, la exposición puede ser alta.

Otro riesgo es la brecha tecnológica. Aunque el uso de smartphones ha crecido de manera notable en el Perú, todavía existen zonas rurales y poblaciones vulnerables con acceso limitado a internet. Si el sistema financiero avanza hacia lo digital sin atender estas diferencias, el resultado podría ser una mayor exclusión, en vez de inclusión.

También está la desconfianza. El sistema bancario peruano arrastra críticas por comisiones y por la atención al cliente. En un banco sin oficinas físicas, ¿qué pasará si surge un problema? La falta de trato personal podría generar frustración en un público que aún valora el contacto directo para resolver conflictos.

Finalmente, aparece un riesgo de dependencia tecnológica. Una caída en la red, fallas en la aplicación o saturación de servidores podrían dejar a miles de usuarios sin acceso a su dinero. Un escenario impensable en los bancos tradicionales con ventanillas abiertas.

El arribo de un banco digital es, sin duda, un paso hacia el futuro. Pero este futuro exigirá que la SBS fortalezca su rol regulador, que los bancos garanticen seguridad y educación financiera, y que los usuarios aprendan a cuidarse en el mundo digital. La modernidad no se trata solo de avanzar, sino de hacerlo con confianza y sin dejar a nadie atrás.