Editorial: El gran engaño del endeudamiento

Una vez más, el gobernador Rohel Sánchez ha demostrado que su gestión no tiene la capacidad para sacar adelante proyectos de gran envergadura. Mientras en provincias está como pez en el agua inaugurando o poniendo primeras piedras de obras menores como canales, pozos, pistas y vías de unos cuantos kilómetros, cuando se trata de presentar obras de impacto regional, ni él ni sus funcionarios tienen respuestas contundentes.

Berly Gonzales, jefe de oficina de Internacionalización de Cooperativa Técnica Internacional, ha salido en medios señalando que el endeudamiento para el destrabe de los hospitales abandonados era la única salida para terminarlos lo más antes posible. Sin embargo, al mismo tiempo, Gonzales acepta que la demora en la elaboración y aprobación de los expedientes de saldo de obra provocó que no se haya podido recurrir a otras fuentes de financiamiento.

Pero ese no es el único problema. De acuerdo a la Ley de Reactivación de Obras, tras contar con la plata, el gobierno regional podrá realizar una convocatoria directa para contratar a las empresas o consorcios que se encargarán de ejecutar las obras finales. Así como lo oyeron —o leyeron— una contratación directa, a dedo, es la que la gestión de Rohel Sánchez hará.

Y no queremos imaginarnos como terminará. El riesgo es que esas contrataciones ya tengan nombre desde hace mucho. Esperando solamente su momento.

Además de eso, la gestión regional ha asegurado que las valorizaciones infladas en las obras de los hospitales Maritza Campos y Camaná provocaron un perjuicio conjunto de S/ 49 millones aproximadamente. Es decir, Eralma —empresa que ejecutaba ambas obras— y compañía, se llevaron fácil todo ese dinero. Por supuesto que esperamos las denuncias respectivas ante tan grave acusación. Además, de señalar a los funcionarios responsables.

Sin embargo, de lo que nadie parece darse cuenta, es que el monto de 287 millones de soles para el saldo de obra de ambos hospitales también podría estar inflado. No lo decimos sin sustento. Recordemos que este medio denunció que el supervisor para el expediente de obra de ambos nosocomios fue el mismo. E incluso tiene vínculo muy cercano con los consorcios que elaboraron esos expedientes. Un conflicto de intereses muy grave, que no pareció importar ni a la Contraloría ni al propio Rohel Sánchez.

También recordemos que cuando se conoció sobre la posible cifra de los saldos de obra, la gestión de Rohel Sánchez decidió rescindir el contrato con el supervisor, alegando que estaba aprobando un monto muy excesivo y señalando que contratarían a otro supervisor para que revise todo. Sin embargo, poco tiempo después el discurso cambió. Ahora el monto «es el real» y no tiene nada de excesivo.

¿Porqué Rohel Sánchez y compañia cambiaron de opinión? Eso es algo que el gobernador y sus funcionarios deberían explicar. No queremos pensar que haya algún negociado detrás, el mismo que podría repercutir en más demoras y sobrecostos. Dinero que finalmente no es de Sánchez ni sus funcionarios, sino de todos los arequipeños. Nuestro deseo es que nada de eso pase. Esperamos que todo se maneje con transparencia, pero sobre todo con legalidad.