Graffiti Político: Arequipa, epicentro de energías limpias

Por Augusto Santillana. Abogado y analista político

Los combustibles fósiles, como el petróleo y sus derivados, el carbón y el gas natural, suministran alrededor del 80 % de la energía mundial. Cuando estos combustibles se queman liberan dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero. Los mismos que, a su vez, atrapan el calor en nuestra atmósfera. Lo que los convierte en los principales responsables del calentamiento global y del cambio climático; nocivos para el medio ambiente y la salud de las personas. 

Uno de los principales desafíos de la matriz energética en el Perú es avanzar hacia fuentes de energía más sostenibles y renovables. Hoy en día, según cifras de Osinergmin hasta el 2022, y que no han cambiado mucho desde entonces, el 72% de nuestra matriz energética primaria es de origen fósil, y solo el 5% corresponde a energía renovable no convencional, obtenida principalmente de fuentes solar o eólica.

En cuanto a la matriz eléctrica, la situación no difiere mucho. La potencia instalada muestra que el 55% es de origen fósil, el 38% es hidroeléctrica y el resto corresponde a renovable no convencional.

Ante ello, cualquier política pública así como, iniciativas de inversión privada dirigida a reducir el uso de los combustibles fósiles, debe ser bienvenida. Es prioritario diversificar nuestra matriz, descentralizarla, valorizar los recursos renovables de las regiones actualmente desaprovechados, reducir nuestra dependencia de los combustibles altamente contaminantes. 

Arequipa, por su ubicación geográfica es propicia para impulsar proyectos de energías limpias, tanto solar como eólica. Una pequeña pero significativa muestra de este tránsito a energías limpias, es la inauguración de la Central Solar “San Martín” considerada la planta de energía solar más grande del Perú. Está ubicada en el distrito de La Joya, frente a la Base Aérea No. 4. y la opera la empresa Zelestra, de capitales suecos. Permitiendo una capacidad de generación eléctrica renovable estimada de más de 830 gigavatios hora (GWh) al año. Lo que permitirá abastecer de energía a más de 440,000 hogares arequipeños. Además, su operación contribuirá a reducir 564,000 toneladas de dióxido de carbono (CO₂) anualmente, equivalente a retirar más de 120 mil vehículos de circulación al año. El proyecto generará más de 700 nuevos empleos directos y 1000 indirectos. La ejecución del proyecto demandó una inversión de 179 millones de dólares. 

También existen grandes avances en proyectos para la producción de “hidrógeno verde”, como el proyecto “Horizonte de Verano” en el distrito de Majes y Quilca. Y otro proyecto en la zona denominada “Pájaro Bobo”. El mismo que pondrá en valor el territorio del sur peruano con la generación de miles de empleos, energías limpias y el desarrollo integral de esta zona del país.

Para lograr la promoción y concreción de estos y otros nuevos proyectos de energías renovables, es importante dar seguras muestras de estabilidad jurídica y madurez política. Pensando en el futuro de las nuevas generaciones. Para lograr un crecimiento sostenido de nuestra economía es importante la inversión privada tanto, local como de capitales extranjeros. Y para ello las políticas públicas, que las define y promueve el Estado, deben ser claras y proyectadas en un enfoque de largo plazo. 

Es importante retomar el respeto de la institucionalidad en el país. Colocar a los mejores cuadros técnicos al frente de las entidades públicas que generen el avance y coherencia en las decisiones que trascienden lo doméstico. Y que se centren en lo que realmente interesa al crecimiento sostenido de los grandes proyectos y nuevas inversiones. 

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