No es novedad que nuestras autoridades busquen un beneficio personal de sus cargos; en especial los alcaldes y gobernadores. Es más, es lo esperable y hasta cierto punto no está mal. Pero sobre todo debe prevalecer el sentido de servicio a la ciudadanía y a sus vecinos en general. Sin embargo, algunos de ellos parece que ya están perdiendo todo panorama y hasta escrúpulo. El poder parece haberlos cegado.
El caso de Alfredo Benavente es uno de los más evidentes de las últimas semanas. Según el edil, prestó su cuenta para que el municipio tuviera una cuenta de Tiktok en la cual publicar los logros de su gestión. Dice eso como si los ciudadanos fueran unos tontos. ¿Qué tan difícil es crear una cuenta de Tiktok? Una excusa que resalta por burda e ingenua.
Ese préstamo le ha dado mucho réditos a Benavente. Pues el personaje principal, el leitmotiv de todas las publicaciones en esa cuenta municipal es él mismo: el alcalde Alfredo Benavente. Allí, aparte de inauguraciones, anuncios y otras necesidades de publicidad estatal, se promociona al edil. Él mismo sale en muchas para hacer anuncios. Su imagen personal se ha reforzado.
Viendo esto, a Benavente no se le ocurrió mejor idea que «robarse» la cuenta y cambiarle de nombre. Pasó de ser «munialtoselvaalegre» a «ALFREDO BENAVENTE», con mayúsculas para más egocentrismo.
Como era de esperarse el escándalo no demoró mucho. Sobre todo por medios como este y otros radiales que le advertían a Benavente que lo que está haciendo es un delito. Para que el lector lo tenga más claro, el edil se estaba aprovechando de todo el material que le costó al municipio generar, con dinero, personal y equipos, para ahora empezar a explotar más su imagen personal y su nombre.
Tras las excusas y defensas sin fuerza, Benavente había anunciado que no devolvería la cuenta, porque para él seguía siendo suya.
Sin embargo, parece que lo pensó mejor y unos días después la ha devuelto. Con esto espera evadir las consecuencias legales que podrían significar incluso penas suspendidas o multas. Pero más peligro aún, la inhabilitación para participar en elecciones futuras, como la del próximo año.
Ninguna disculpa a sus vecinos.
Aunque lo único que ha hecho es darnos la razón a todos. Desde esta redacción apostamos que ese no será el último intento de Benavente por seguir aprovechando su cargo para seguir promocionándose. Lo único que nos preguntamos es cómo, con una gestión tan desastrosa, espera ser elegido nuevamente. Tal parece que la realidad virtual lo tiene enceguecido.