Si pudieramos resumir la gestión del alcalde regional Rohel Sánchez, (sí leyó bien, alcalde), sería de un gran éxito. Ha inaugurado canales de regadío, pozas, qochas, algunos colegios, mejoramiento de trochas, asfaltados ínfimos y hasta se va de gira para entregar regalos cual Papa Noel. Si estuviera de alcalde de cualquier distrito la haría linda. Así como lo hizo en la UNSA, que fue su catapulta a la región.

Pero como gobernador, la verdad, es que estos dos últimos años han sido de total decepción. No ha solucionado ninguno de los problemas regionales que aquejan a Arequipa. Un año más esperando que se destraben lo hospitales. Ni siquiera hay fecha para la inauguración y puesta en funcionamiento, como hospital, de ninguno. Ni de Cotahuasi, ni en Camaná, ni Chala y mucho menos el Maritza Campos en el Cono Norte.

Y a ver si es que los inaugura y nos engaña, como pasó con el hospital de Alto Inclán, que e vendió como la gran maravilla para Mollendo, pero que no puede atender ni siquiera partos.

Hablar de Majes Siguas II es ponerse a rezar otro rosario. Rohel Sánchez, junto a los consejeros, se han lavado las manos y ahora ya no es un proyecto regional, sino uno más de los proyectos nacionales, con los cuales Dina Boluarte tampoco sabe qué hacer. Corio tampoco está ni cerca de tener un perfil o anteproyecto; nada. Puro floro de vez en cuando de Rohel o de alguno de sus asesores estrella ofertándolo al mejor postor.

Ya ni qué hablar de otras obras. Sánchez las ha convertido en obras sin fin. El puente Arequipa – La Joya sigue edificándose. Igualmente la vía de Cuatro Carriles. La vía Vizcachani en Caylloma. Hasta las licitaciones truchas y con indicios de irregularidades y corrupción que se cayeron y hasta ahora no pueden retormarse.

Un sin fin de temas que ciertamente Rohel Sánchez, queda en evidencia, no sabe cómo solucionar ni menos sacar adelante. Lo peor es que tampoco lo intenta. Si escucha demasiadas críticas inmediatamente las deja ir. El término: no somos capaces, se ha quedado como una slogan en la gestión de Sánchez. Así como cuando dejó ir Corio y luego Majes Siguas II.

Lo único que no deja el gobernador es a sus amigos y asesores sin cartones. La gran estafa de su campaña fue meternos el cuento de la gestión de la academia. Sino veamos a su concuñado Benjamin García, el maestro de ceremonias más caro de la historia del gobierno regional. O a tantos aportantes, amigos y acompañantes de su campaña que ahora laboran y se acomodan como pueden en el gobierno regional. ¿Cuántos quedarán fijos?

¿Qué podríamos hacer? Buenos aguantarnos dos años más. Ya no falta mucho. Y volver a elegir mal. Seguramente a cualquiera de los políticos de siempre que ya empezaron a hacer campaña. O quizás un nuevo offsider. Pero lo más seguro es que sea quien sea el que gane, tendrá una peor gestión que esta.