Parece que la inseguridad es una palabra que los alcaldes no entienden muy bien. La mejor muestra de su falta de compromiso en la lucha contra la delincuencia es la baja ejecución presupuestal que acumulan de acuerdo al reporte del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). Sobre todo distritos como Paucarpata, Alto Selva Alegre, Miraflores, Sachaca, Yura o Socabaya, donde la inseguridad sigue avanzando y no da tregua.
¿Qué necesitan los alcaldes para reaccionar? Dios no quiera, pero quizás que a ellos mismos les roben o a algún familiar le pase algo peor. Allí recién sentirán que el crimen está a la vuelta de la esquina o, peor todavía, al abrir la puerta de sus casas.
¿A cuantos ciudadanos les han robado en el transporte público. Y sobre todo en los buses del Sistema Integrado de Transportes (SIT). Se han dado un sin fin de noticias, pero no vemos que la autoridad provincial, al alcalde Victor Hugo Rivera y sus funcionarios, hagan algo al respecto. Lo que es peor, no vemos que la Policía esté haciendo algo para terminar con esos delincuentes que actúan impunemente mostrando armas de fuego a bordo de las combis o custers.
La última encuesta publicada por la Universidad Católica San Pablo debería servir para algo, no solo para narrarnos y confirmar lo que ya sabemos por experiencia. Sino para que el gobernador Rohel Sánchez se haga una y convoque a todas las autoridades civiles y policiales para de una vez por todas luchar contra la delincuencia.
La encuesta es clara: el sicariato y la extorsión están incrementándose. No se veían en 2021, empezaron en 2022 y para el 2023 ya estaban instalados. Este 2024 ha empeorado. Pero no se ve ninguna acción concreta. Solo anuncios, cursitos, compra de drones, demagogia que no sirve en la práctica.
También vemos que las autoridades no están coordinando con la población. Así se ve en el presupuesto que asignan para esas labores los municipios distritales. Es muy poco. Y como no es «rentable» convocar a los vecinos para que se organicen y ayuden en la lucha contra la delincuencia, entonces se convierte en otra rueda más de la parte de atrás del coche municipal.
¿Hasta cuándo? Ojalá que la inseguridad no nos alcance como en las ciudades del norte del país. En ese momento ya será muy tarde.