Marco Rubio, secretario de Estado de Estados Unidos, inicia mañana una gira diplomática clave por Jamaica, Guyana y Surinam. Su visita busca contener la creciente influencia de Venezuela y China en la región, además de fortalecer la cooperación en seguridad y economía con los países del Caribe. También sostendrá reuniones bilaterales con los líderes de Barbados, Trinidad y Tobago y Haití, nación sumida en una crisis institucional.
Uno de los focos centrales de su agenda será Guyana, país amenazado por las aspiraciones territoriales de Nicolás Maduro sobre la región de Esequibo, rica en petróleo. El gobierno venezolano pretende celebrar elecciones para gobernador en la zona el próximo 25 de mayo, una medida que Georgetown rechaza categóricamente. Rubio discutirá con el presidente Irfaan Alí estrategias para reforzar la soberanía guyanesa ante la presión de Caracas.
El otro desafío estratégico para Washington es la expansión de China en el Caribe. A través de inversiones y créditos, Pekín ha consolidado su presencia en la región, generando preocupación en la Casa Blanca. Rubio explorará alternativas para contrarrestar esta influencia y ofrecer mayores incentivos económicos a los países caribeños con el respaldo de Estados Unidos.
Haití será otro punto clave en la agenda del secretario de Estado. La crisis política y el auge del crimen organizado han convertido al país en un foco de preocupación para la seguridad regional. El Departamento de Estado considera una prioridad diseñar una transición democrática que permita restablecer la estabilidad y frenar el avance de los cárteles de la droga.
El viaje de Rubio también incluirá un análisis sobre la inmigración irregular en la región. La creciente migración indocumentada desde el Caribe hacia Estados Unidos ha llevado a la Casa Blanca a buscar acuerdos con los países emisores para mitigar la crisis. En este contexto, Rubio discutirá nuevas estrategias con sus homólogos caribeños.
El jueves por la noche, el secretario de Estado regresará a Washington tras completar su gira. Con esta iniciativa, Estados Unidos busca fortalecer su presencia en el Caribe y consolidar alianzas estratégicas en un momento clave para la geopolítica regional.