La tranquilidad de Zamácola, en el distrito de Cerro Colorado, se vio nuevamente fracturada en la madrugada. Alrededor de la 1 de la madrugada, residentes de la tercera cuadra de la calle Tambopata escucharon entre siete u ocho disparos que resonaron en la oscuridad. El sonido de los balazos despertó a los vecinos, quienes, alarmados, alertaron al serenazgo y a la policía de la comisaría de Zamácola.
Al llegar al lugar, los peritos encontraron ocho casquillos de bala esparcidos en la vía pública. Dos de los proyectiles impactaron un camión estacionado, mientras que otros quedaron incrustados en la pista. Según las primeras investigaciones, un grupo de delincuentes, a bordo de una motocicleta, habría seguido a una persona antes de abrir fuego. Sin embargo, no se reportaron heridos ni denuncias por parte del presunto agraviado, lo que sugiere un posible ajuste de cuentas entre bandas.
Este no es un hecho aislado. Zamácola se ha convertido en un foco de violencia en las últimas semanas, con múltiples balaceras, intentos de robo y hurtos que mantienen en vilo a los vecinos. A pesar de los esfuerzos, la policía aún no ha logrado capturar a los responsables, lo que ha generado frustración y temor en la comunidad.
Ante la creciente ola de inseguridad, los residentes exigen una mayor presencia policial. “Esto ocurrió a pocas cuadras de la comisaría. Necesitamos más patrullajes y operativos”, reclama un vecino. Las autoridades han anunciado que reactivarán el grupo de inteligencia para intensificar las investigaciones y reducir la sensación de impunidad que impera en la zona.
Mientras tanto, las cámaras de seguridad cercanas podrían ser clave para identificar a los responsables. Las imágenes obtenidas podrían proporcionar pistas cruciales para desarticular a las bandas que operan en el área. Sin embargo, los vecinos piden acciones inmediatas que les devuelvan la tranquilidad que tanto anhelan.
Zamácola clama por seguridad. Cada balacera no solo deja casquillos en la calle, sino también miedo y desesperanza en una comunidad que merece vivir en paz. Las autoridades tienen el desafío de responder con firmeza antes de que la violencia siga escalando.