Escribe: Carmen Rivera, Docente Universitaria
“Cómo amaba los manuscritos de tus manos/ en la alfombra/ en la mesa de todos los días
en los mansos atardeceres/en el polvo de la ventana/ en la monótona arena de la playa/ Mansas manos/ mensajes monosilábicos” (Peri, 2003).
El recuerdo, el momento, el tercer año de la primera escritura, el inicio de un verso acongojado, un tsunami en la memoria, añoranzas amargas, lágrimas de dolor y rostro de congoja es el corazón que se resiste a dejar de latir, sístoles y diástoles configuran el padecimiento de la existencia. De pronto la neblina, después el vacío “No quisiera que lloviera/ te lo juro/ que lloviera en esta ciudad/sin ti/ y escuchar los ruidos del agua/ al bajar/ y pensar que allí donde estás viviendo/ sin mí/ llueve sobre la misma ciudad” (Peri, 2006).
Llega la interrogante, rodean los cuestionamientos, la encrucijada es la compañía ¿Mujer o magia? Los dedos se apoyan en la mesa, el movimiento confunde: primer dedo la infancia, segundo la adolescencia, tercer dedo hembra, cuarto diosa, para qué el retroceso, adelante, ya no hay cavilaciones, tan íntima te vuelves es el Plenilunio: “Por cada mujer/ que muere en ti/ majestuosa/ digna/ malva/ una mujer/ nace en plenilunio/ para los placeres solitarios/ de la imaginación traductora” (Peri, 2000).
Es el aniversario del desgarro, la fiesta de la congoja, el evento del fracaso una luz más que iluminada reinventa un nuevo olvido. Te conviertes, serena caminas. Metamorfosis del placer, cambio de piel inminente, una coraza cubre, caparazón en fuerza. Reminiscencia: “el olvido no existe/ y la memoria es modificación, de manera que sin querer/ amaba las distintas formas bajo las cuales ella aparecía/ en sucesivas transformaciones y tenía nostalgia de todos los lugares/en los cuales jamás habíamos estado” (Peri, 2000).
El sujeto lírico configura en el lenguaje “este modo austero/ de convocarte” (Peri, 2000). El nosotros en una tú y un yo, en el que nacen creaciones infinitas, “piedras abracadabras”, testigo de la conquista, y el fracaso; del vocablo y las necesidades que no se albergan, imposibles de ocultarse, “Ese amor murió/ sucumbió/ está muerto/ aniquilado fenecido/ finiquitado/ occiso perecido/ obliterado/ muerto/ sepultado/ entonces, ¿porqué late todavía?” Cristina Peri Rossi.