Por: Luz Vilca
Aunque han pasado 10 años desde que falleció el poeta Luzgardo Medina Egoavil, su recuerdo aún es imperecedero y llena de nostalgia a todos los que lo conocieron. Su poesía es vigente, como la vida, y se encuentra en la Biblioteca Municipal de Arequipa como material de consulta, así como en algunas librerías. Hoy podemos apreciar su obra en la exposición que realiza la Biblioteca Regional Mario Vargas Llosa, a cargo del poeta Alfredo Herrera Flores.
Ese fatídico domingo 25 de enero, las redes sociales en Arequipa, se vieron colapsadas con el mensaje de su hijo Carlomagno. El poeta falleció en el hospital que lo vio nacer, Goyeneche. Las llamadas no cesaban en su popular número telefónico porque nadie podía dar crédito a tan triste noticia. Fue tanta la desesperación de ver el cuerpo del poeta, que muchos amigos se agolparon al hospital para certificar la noticia. El capitán “Pionero” y yo, logramos verlo tendido en una fría camilla, con su polo negro y su jean. Aún parecía dormido.

El cuerpo fue cuidadosamente embalsamado para una despedida terrenal de 3 días, velándose en la galería de Arequipeños Ilustres. El alcalde de ese entonces, Alfredo Zegarra, condecoró póstumamente al poeta más querido de la década de los 80. Asistieron una multitud de personajes; desde alcaldes, vecinos notables, periodistas, artistas y poetas. Su cuerpo fue trasladado al cementerio Jardines de la Paz, en brazos de su promoción del colegio Francisco Bolognesi. Y en su paso, se llenaba de sollozos de todos los que apreciaron y tuvieron la dicha de formar parte de su vida. Sus hijos Carlomagno, Eros y Edson, su mamá, hermana, tíos, hermanos, primos, amigos y población en general expresaron su conmoción de perder a un hijo del pueblo. Ese día, presagiando el dolor de la muerte del poeta, se nubló y garuó finamente.
El poeta dejó dentro de su larga trayectoria creativa obras poéticas que vieron la luz desde el año 1981 con la “Boda del dios harapiento”; en 1983 “Cuervos en Sodoma y Gomorra”; en 1995 “Ad libitum” y “Contra los malos presagios”; en 1996 “Avatar”; en el 2005 “Rostros del sueño”; en el año 2007 “Nada”; en el año 2008 “Cronología del equilibrio” y “Bajas pasiones para un otoño azul”, que ganó el premio Cope de Bronce. Y en el 2014 “Alegorías para un amor gitano y una carta para César Moro” que también fue premiada con el Cope de Bronce. También dejó creación musical como himnos de distritos, canciones y creación de símbolos cívicos municipales. Su obra está considerada en antologías póstumas, como la que publicaron sus hijos en dos tomos; y la realizada por selección de José Córdova “El árbol onírico”, donde se aprecia 63 poemas de los 11 libros publicados por el vate desde el año 1981 al año 2014.

Lo conocí en el año 1989, era un excéntrico personaje con cabellera larga y un gabán largo. Su poderosa voz que hacía que el tiempo y espacio se transformase en el paraíso de los dioses arequipenses. Fuimos amigos muy entrañables. Su poesía tiene hermosos versos del amor, el desamor, la cólera, y frustración ante los problemas humanos.
Era un poeta y periodista afectuoso, cariñoso y servicial. Él prodigó gran cariño a cuanta persona conocía y si eran artistas los recibía con cálido afecto. Tenía una memoria prodigiosa y un don de la lectura. Ello le permitió crear los versos más sentidos. El poeta fue un agitador de poesía, un impulsor de las nuevas voces y también se envolvió entre las nuevas generaciones, comprendió el avatar de los tiempos y se actualizaba con el diario trajinar.
Poema
Aunque digas que dejé de existir o que ya me olvidaste, no te creo. Existo en tu olvido. En el fondo mismo de la ausencia ineluctable. Existo en el rumor que suelen traer los atardeceres en sus despreciables ornamentos.
Existo en el generoso violeta de los timbales cuando callan y, también, en la sonrisa de los niños africanos a la hora cuando duerme la colina. Aqui, en el manantial donde lavas tus mejillas. (…)
Existo en el olvido tuyo
(…)
Existo amontonado en un paraje sin cielo ni luna …
ALEGORÍA 6, Luzgardo Medina Egoavil (1959-2015)
Fotografía: Luz Vilca, edición de la fotografía Alfredo Andy Caceres Yanqui año 2014.
¿LUCIE, TIENES QUE IRTE?
No podrás irte, jamás.
Tu voz quedará flotando
En lo más alto del viento,
Tu sombra quedará
Caminando sobre los huertos,
Tus cabellos como espadas
Cortarán la noche en pedazos.
No podrás irte, jamás.
Porque el volcán podría
Desaparecer por arte de magia,
Los árboles podrían no dar frutos
Y los ríos ya no darían peces
Y las lágrimas serían dulces
Y los caminos se borrarían
Y los hombres podrían olvidarse
Los unos a los otros.
No podrás irte, bella Lucie, jamás.
El planeta sabe de ti,
De tu sonrisa y de tus vestidos,
Sabe de lo que comes y de lo
Que mientes, de lo que imaginas
Y de lo que tocas con tu lengua.
Arequipa ya te conoce, dulce maga,
Conoce tus rincones y la forma
De tus huellas cuando sales
De la ducha, conoce tu olvido
Y los frutos de tu azul sonrisa.
Aunque te vayas de viaje,
Intocable Lucie, te quedarás en mí,
Como se queda el pájaro asustado
De tanto no aprender a volar.
Te quedarás en mí, como una huella
Hecha con fuego y con bastante sal.