Hermana menor de Doris, hija del famoso poeta Percy Gibson y sobrina de Juan Parra del Riego, heredó una fina sensibilidad que la hizo escritora y periodista. Su revista Flora, convocó a mujeres ilustres del país como Elena Aramburú, Mariella D’Onofrio, Catalina Recavarren, Judith Westphalen, Patricia Pardo de Zela, etc. La amó calladamente el poeta José María Eguren. Fue incansable viajera por el Perú, por Europa y Norteamérica. En la larga espera de la muerte que tuvo que afrontar, tradujo el dolor en sus sentidos trazos poéticos.

[Fragmento]
[En: Arequipa / Su pasado, presente y futuro– Adela Pardo Gámez de Belaúnde, 1967, Lima, p. 229]

Antes del dolor

el eco de tu

rostro en los senderos

Estrella de mi noche

Antes del dolor

inocentes crepúsculos

Antes del dolor

el aliento del mar

el resplandor de mi infancia

caricias de padre,

dulzor de hermanas

a pesar de su ausencia.

Definitiva ausencia

Antes el dolor

todos los aromas

de la dicha

aromas que rompen

el alma.

Antes del dolor

la música de la orquesta

de cámara de la infancia

Antes del dolor

luciérnagas

encantadas de la adolescencia

Antes del dolor

Tú, a pesar de tu silencio negro

Antes del dolor

la edad de la risa,

edad sin tiempo

Risa que se levanta de un ángulo florido

para besar mi alma

Vida cada noche

para abrazar lo que he sido

Antes del dolor

un celeste balido

que se enreda en mi alborada.

La música de los perfumes,

los perfumes de la música

Antes del dolor

el amor que no conocía

Antes del dolor

todo lo que existe

y no existía

Antes del dolor

la vida que no conocemos

revelada en arpegio de dolor

Después del dolor, madre.

Los frutos sufridos, mustios,

una pena que te ha devorado el rostro

frente a la ventana, tu faz

y tus manos que cumplieron un siglo en un día

Porque yo sufría sin lágrimas, sin voz

Porque la noche se hizo en mí

Después del dolor

solamente

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