Juan Percy Bautista Ramos no siempre fue el hombre que hoy lidera una empresa educativa de alto prestigio. Su vida estuvo marcada por luchas y sacrificios, especialmente desde su juventud, cuando tuvo que redoblar sus esfuerzos para ayudar a sus padres en el campo. A los 14 años, comenzó a trabajar en la agricultura, actividad que le permitió conocer el esfuerzo que se requiere para salir adelante. Este primer contacto con el trabajo duro sería solo el comienzo de una vida de retos.
A medida que pasaba el tiempo, el hoy empresario amplió su campo de trabajo. En busca de mejores oportunidades, se adentró en los yacimientos mineros de Chapi, Huambo y Orcopampa, en Arequipa. Fue minero durante varios años, lo que le permitió conocer de cerca las realidades del sector. A pesar de las adversidades, no dejó que los desafíos lo detuvieran. Su experiencia en las minas fue el bastión de su aprendizaje invaluable sobre la importancia de trabajar de manera ética y sostenible.
A lo largo de su carrera, también observó la falta de apoyo y reconocimiento hacia los mineros artesanales. Por eso, cuando estos decidieron protestar pidiendo la ampliación del Reinfo (Registro Integral de Formalización Minera), no dudó en brindarles su apoyo. Para Percy, la minería responsable es posible, siempre y cuando exista un marco legal adecuado que promueva la seguridad y el bienestar de los trabajadores, así como el respeto por el medio ambiente.
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Líder en educación
Después de 20 años de vivir en Arequipa, Percy experimentó un cambio profundo. Si bien su vida estuvo marcada por los oficios más duros, su interés por la educación creció con el tiempo. Estudió para convertirse en docente y, a su vez, trabajaba para mantenerse. Esa doble vida de estudiante y trabajador fue la que lo empujó a fundar una empresa educativa, Knudsen, dedicada a preparar a jóvenes que aspiran a ingresar a las universidades y al Colegio de Alto Rendimiento (COAR). Con ello, encontraba la forma de devolver a la sociedad parte de lo que había aprendido a lo largo de su vida.
Con su vasta experiencia de vida, sabe que los estudiantes no solo necesitan conocimiento, sino también un acompañamiento cercano y una motivación constante. Él cree que el futuro de Arequipa y del Perú depende en gran medida de la educación y la formación de los jóvenes. Con este propósito en mente, trabaja incansablemente para que más jóvenes puedan acceder a una educación de calidad.
La política no le es ajena. Y es que Juan Percy Bautista Ramos tiene un sueño más grande: transformar la realidad de Arequipa. En su opinión, la clase política actual está en decadencia y, por ello, la verdadera esperanza está en la juventud. Para él, los jóvenes son los que deben tomar las riendas del país, pues tienen la energía, las ideas y las ganas de cambiar las estructuras que hoy parecen inamovibles.
Su lucha no se limita a los salones de clases ni a su empresa. A lo largo de los años, estuvo involucrado en diferentes iniciativas sociales que buscan mejorar las condiciones de vida de los más vulnerables. En cada una de estas acciones, busca que la voz de aquellos que más lo necesitan suene con fuerza. Si algo le queda claro, es que el desarrollo de Arequipa y del país no puede ser un proceso aislado; debe ser un esfuerzo colectivo, donde todos tengan la oportunidad de crecer.
Hoy, Juan Percy Bautista Ramos sigue adelante con sus proyectos, impulsado por una convicción firme: la educación es la clave para el progreso del país. A sus 46 años, este acucioso empresario construyó una vida llena de esfuerzo, sacrificio y amor por su tierra. Su consigna se basa en la minería responsable, la educación de calidad y el compromiso social, que son los pilares sobre los que se puede edificar un futuro mejor para Arequipa y el Perú.