Escribe: Carmen Rivera, Catedrática Universitaria
“Tus labios Pálidos, suaves, carnosos, lisonjeros; sensuales, seductores y sublimes. Traicioneros, inasibles, mentirosos. Me enloquecen, me atormentan, me extasían. Se ofrecen inocentes, castos, pecadores. Hablan, ríen, gritan, me estremecen. Húmedos, crueles, despiadados. Gimen, murmuran, callan, me devoran” (Beltrán, 2024).
Mar con viento huracanado que construye sensualidad a su paso es el antónimo del letargo, con vaivenes cíclicos las palabras unen sus significados para un solo fin “sentir” para arrasar todo a su paso como olas que se niegan a llegar a la orilla, como espuma que retrocede ante la inminencia del clímax ansioso, cansado de la espera, desnudo de prejuicios, arropado de deseos “Amo tu cuerpo/ verbo conjugado/ lugar de mis deseos/ Amo tus ojos pequeños/ eclipses lunares/ Y tu mirar de costado/ cuando me reflejo en ti” (Beltrán, 2024).
Ese es el cuerpo que configura Mar Beltrán, libre sin marcas, mínimas ataduras que no esconde cicatrices, ni imperfecciones y se muestra cual óleo en pared urgido de manos, caricias y vocablos susurrantes, óleo de colores que se desvanecen en la última mirada ardiente “Me derramo en la blancura de tu piel/ como acuarela en el lienzo del artista/ y mi lengua cual cincel de Miguel Ángel/ labra cada parte de tu cuerpo/ No esperes más/ quieren mis besos navegar tus mares” (Beltrán, 2024).
Nace en México, odontóloga de profesión sucumbe ante la fuerza de la creación poética, su primer libro celebra la pasión humana en su máxima expresión, permite el disfrute de cada uno de los versos y se asegura que, a través de él, los sentimientos se hermanen en un solo colectivo porque se conocen y hallaron coincidencias “Quedan atrapadas entre manos, dedos, lenguas. Todo son áureas/ caricias derretidas para siempre. / No hablamos, no sabemos si el hoy será el mañana otra vez./ No importa, nada importa, sólo tus huellas en mi piel” (Beltrán, 2024).
Mar sencilla en calma, se recoge en busca de aventuras, de náufragos sobrevivientes, rescata, protege para después furiosa en reflejo al sol juntarse con océanos, ríos y aguas en perfecta conjunción llegar a la orilla de la pasión para después en quietud esperar el alba y alcanzar la noche, desenlace final “Despacio, acerco mis labios, lo beso y mi boca ansiosa no sabe esperar./ Se lanza a descubrir la exquisita tersura que lo cubre; quiere su sabor,/ abandonarse al placer” Mar Beltrán.