El duro camino del soldador César Sullaca

César Salluca instauró su empresa dedicada al rubro de la metal mecánica y pronto aspira ser el líder de su rubro. Su éxito radica en su compromiso.

Cada día, desde hace seis años, César Salluca Umiña sale de su casa y se dirige a su taller, ubicado en el jirón Leoncio Prado, urbanización Pachacútec, en Cerro Colorado. A sus 36 años trabaja arduamente para dejar su legado en el rubro de la metal mecánica. Con su empresa “Salluca Soldaduras y Servicios EIRL” busca ser el pionera en incursionar en la industria 4.0 y optimizar sus procesos para complacer a sus clientes.

César vigila todos los procesos desde su taller en Cerro Colorado.

Historia de éxito

La historia de César inició cuando era un joven visionario que ansiaba trazar un camino diferente en su familia. Aunque no tuvo muchas oportunidades, descubrió que tenía talento para la soldadura y la tornería luego de ingresar como voluntario a uno de los cuarteles arequipeños del Ejército. Allí llevó sus primeros cursos que le permitieron reparar algunas piezas metálicas.

“Serví dos a años para el Ejército y antes de salir de baja me capacité en la soldadura para salir a la calle a trabajar. Al comienzo no tenía mucha práctica, pero con el tiempo uno agarra más experiencia”, cuenta el empresario mientras nos guía por las instalaciones de su amplio taller que acoge a 20 trabajadores, entre soldadores, torneos y especialistas en maquetación y diseño publicitario.

Después de cumplir el servicio militar, César comenzó a estudiar mecánica automotriz en el Servicio Nacional de Adiestramiento en Trabajo Industrial (SENATI). Y tuvo sus primeros nexos con grandes compañías donde laboró por varios años. “La primera oportunidad que se me presentó fue para trabajar como agente de seguridad en la empresa Ferreyros, ahí tuve mis contactos que requerían de mis servicios”, añade.

La empresa de César Salluca fue reconocida por la cámara Pyme.

En honor a su mamá

“Salluca Soldaduras y Servicios EIRL” se constituyó en el 2018 y el maestro soldador lo recuerda muy bien, tanto como si fuera ayer. Aunque ha pasado más de media década, sabe que su primer trabajo lo realizó el 7 de junio del mismo año. Junto a dos técnicos refaccionaron unos componentes de acero. Su minuciosa forma de soldar y su compromiso le abrieron paso en el mercado arequipeño.

“Pude tangibilizar mi propio negocio. Empecé con una pequeña máquina de soldar que cargaba a todas partes, dos acompañantes y mis conocimientos. Poco a poco fuimos creciendo y ampliando nuestros servicios. Hoy por hoy hacemos mantenimiento, fabricaciones y contamos con un equipo de 20 profesionales”, explica César.

Pero su logro no sólo es el resultado de su esfuerzo, sino también producto de una necesidad. Y es que después que le diagnosticaron insuficiencia renal a su mamá, no podía hacerla tratar por falta de un seguro de salud. Para César rendirse no era una opción y qué bien que lo demostró. Nostálgico, alza la mano al cielo y agradece que su sueño se haya hecho realidad.

“Mi inspiración fue mi mamá. Le hacían diálisis interdiario en el hospital y yo pedía a otros amigos que tenían sus empresas para que la aseguren, pero ella no podía trabajar. Por eso instauré mi impresa y la puse en planilla. En dos años conseguí mejorar su calidad de vida. Ella es mi mayor motivación”, añade.

El acucioso empresario pretende expandir su negocio y prestar sus servicios a empresas mineras en todo el Perú. A lado de su esposa y sus dos hijos, no se detendrá hasta industrializarse y marcar un hito. Antes de despedirnos con nuestra cámara en mano y todo minuciosamente registrado, César Salluca nos dice que su éxito consiste en su perseverancia y compromiso. “Caminante, no hay camino: se hace camino al andar”, concluye.