Rusia amplía su doctrina nuclear tras mil días de guerra en Ucrania. Occidente alerta del peligro de una escalada sin precedentes mientras América Latina reflexiona sobre su estatus como zona libre de armas nucleares gracias al Tratado de Tlatelolco.
El presidente ruso Vladimir Putin ha actualizado la doctrina nuclear de su país, permitiendo el uso de armas nucleares ante ataques convencionales que amenacen su soberanía. Este movimiento ocurre tras ataques con misiles de largo alcance en suelo ruso. Estos son atribuidos a Ucrania con apoyo de Estados Unidos, lo que eleva la tensión en el conflicto.
La nueva doctrina también incluye el concepto de «ataque conjunto», involucrando a naciones sin armas nucleares, pero respaldadas por potencias que sí las poseen. Se califica el cambio como «irresponsable» por aliados occidentales de Ucrania, que ven en esta medida un aumento significativo en el riesgo de un conflicto global.
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Zona protegida
En contraste, América Latina se mantiene como una zona libre de armas nucleares gracias al Tratado de Tlatelolco, que prohíbe su desarrollo y posesión en la región. Este tratado, pionero a nivel mundial, surgió por la crisis de los misiles en Cuba de 1962. Y marcó un precedente para reducir la amenaza nuclear en el hemisferio sur.
Especialistas señalan que la región, al no ser un blanco estratégico directo en un conflicto nuclear, evitaría los ataques iniciales. Sin embargo, los efectos secundarios como radiación, destrucción ambiental y el «invierno nuclear» afectarían a todo el mundo, incluido América Latina y el Caribe.
El analista Román Ortiz advierte que el uso de armas nucleares podría llevar a otros países, incluidos Brasil, a reconsiderar su posición frente al desarrollo de arsenales. Aunque actualmente la región no alberga tales armas, un cambio en las dinámicas globales de seguridad podría presionar a algunas naciones a replantear sus políticas.
En un contexto de crecientes tensiones y ambiciones nucleares, América Latina se enfrenta al desafío de preservar su estatus como zona de paz gracias al Tratado Tlatelolco. Sin embargo, el panorama mundial muestra cómo los conflictos en otras regiones tienen el potencial de desbordar fronteras y afectar a todo el planeta.