Meditaciones arequipeñas: Ramón Castilla, el primer político

  Por Jorge Luis Quispe Huamaní

Ramón Castilla y Marquesado fue un hombre que actuó guiado con una genuina vocación de progreso, creció en un contexto atizado por las luchas de independencia. Y gracias a ello aprendió desde muy joven a leer o anticipar a sus adversarios. Sin embargo, lo que no pudo preveer es que la política es también un juego de azar que a Castilla le dio la espalda al final de su vida. La historiadora Natalia Sobrevilla ha construido un valioso perfil biográfico del ex presidente. 

¿Qué significa que Castilla sea el último presidente que inició su trayectoria luchando por España? 

Representa el fin de una era. Es una generación que termina. Él es una persona formada en la guerra, pero como decíamos es una persona que primero fue realista. Él es el último representante a mediados del siglo XIX, de ese cambio que se ha dado desde el periodo colonial al periodo republicano. Él todavía tiene una infancia y una juventud muy parte del proceso anterior a la independencia, de manera que hay un recambio generacional después de Castilla.

¿Podemos entender a partir de tu libro a Castilla como el primer político?

Sí, pero yo pensaría que también es muy importante resaltar la generación anterior a Castilla, Gamarra el mismo Orbegoso, Santa Cruz, sobre todo es con ellos que se forma Castilla. Castilla logra convertirse en el primer estadista el primer presidente que logra construir un Estado. Santa Cruz y Gamarra lo intentaron, incluso La Mar, pero ellos no tuvieron éxito por una diversa cantidad de motivos y Castilla sí lo logra.

¿Cuáles fueron sus referentes que lo orientaron a implementar las reformas que hizo?

Hay varios elementos, él viene de una zona de muy al sur del Perú que ahora ya no es parte del Perú en Tarapacá y se forma en un espacio de frontera, en un espacio de minería, en un valle no particularmente rico. Tarapacá en ese momento formaba parte la intendencia de Arequipa. Y luego viaja a Lima, va al sur de Chile y se forma en una familia de comerciantes. Entonces él tiene siempre la parte económica muy de cerca. Luego vive la guerra y vive la guerra de manera muy intensa, va preso, viaja por todo el continente, regresa al Perú y tiene que enfrentarse en muchas guerras civiles. Él llega al poder ya un hombre maduro, un hombre de más de 50 con una experiencia vital que lo ha preparado para llegar al gobierno y cuando llega al gobierno tiene otra gran ventaja, los recursos económicos porque el Estado tiene el dinero del guano, confluyen varias cosas.

No había muchas posibilidades de que un chico de provincia llegara a escalar a ese nivel…

Justamente que la revolución de independencia porque sí hay una revolución hay un cambio en la política sobre todo y la manera hacer la política permite ese ascenso social. Castilla ni siquiera es el primero. Una vez más me remito a Gamarra. Gamarra es cusqueño y también es dos veces presidente del Perú, muere en una campaña. Esta revolución ha abierto las puertas porque antes el sistema colonial tenía una base que bajaba a las personas y tenía que mantenerse en su lugar —si quieres— pero con la apertura que sea con la independencia muchas personas que antes no hubieran tenido accesos a canales de poder, Gamarra, Castilla y otros que son mestizos incluso a Miguel de San Román nunca hubiera podido llegar a los lugares que llegaron.

¿Era Castilla imprudente y errático como lo criticaban los diarios de la época?

Sí, definitivamente era un hombre de mucho carácter, era un hombre que estaba reaccionando en todo momento, pero también era un estratega. Él era jugador tanto de rocambor que son cartas como de dados y ajedrez. Conocía cómo leer a su oponente, sabía leer las circunstancias, tenía esa capacidad de poder trabajar de una manera estratégica.

¿Más pragmático que idealista?

Así es, muchas veces se piensa que como fue libertador de los esclavos era una persona idealista, cuando en realidad era una persona muy práctica. Lo hace en un contexto muy específico, muy particular y por un motivo muy claro que es ganar una guerra. 

Castilla abolió la esclavitud, luego la reinsertó nuevamente para volverla a abolir. ¿Cómo entender eso?

Bueno es que por eso lo recordamos y porque se ha construido una imagen que ha levantado ese aspecto de su legado y ha soslayado, olvidado y dejado de lado los otros aspectos. A mí me parece que es muy importante entender el contexto en el que se da la abolición de la esclavitud. No solamente para Castilla sino en todo el continente sudamericano las aboliciones se dan en un espacio de tres años, se trata de algo que está sucediendo en varios lugares al mismo tiempo. Castilla no es que un día se despertó y dijo voy a hacer esto o que toda su vida haya pensado: eso es lo que quiero hacer. No. Es una serie de circunstancias que lo llevan a eso y me parece que es importante entender los procesos históricos en su contexto.

En el libro se dice que Castilla tenía proyectos que ya no pudo ejecutar. ¿Pudo hacer algo más? 

Al final de su vida cuando él quiere volver a tomar la presidencia en su última campaña, en la que muere, ya no tenía más opción. Él era un hombre ya muy maltrecho con la vida de muchos años en una campaña muy difícil. Y también las circunstancias eran diferentes. Ya no operaba en ese nuevo sistema político que se había desarrollado ya para la década del sesenta y setenta del siglo XIX cuando muere.

¿Cómo se puede entender que un hombre que ha escalado tanto en la vida haya tenido el final que tuvo?

Una de las cosas que muestra es que la política es muy ingrata. Trabajó por el Perú, hizo muchas cosas, pero su límite de presidencias estaba ya agotado. El sistema no permitía que él siguiera siendo presidente. Tuvo enemigos muy grandes y entonces al momento de ya no ser la persona a cargo le cobraron caro

El libro refuerza el carácter contestatario de Arequipa en el siglo XIX ¿Por qué siempre Arequipa?

Arequipa tiene una serie de particularidades que son bien importantes de rescatar. Una de ellas es que por ejemplo la organización de la tierra no es de latifundios tan grandes como en otras regiones del Perú, con lo cual quiere decir que hay muchas personas involucradas en la agricultura, pero no como grandes terratenientes; y las personas que trabajan para ellos. Hay cosas mucho más medianas. Luego tiene un sector muy grande de artesanos —estoy hablando del siglo XIX— hay un universo de personas con menos abismo entre los más ricos y los más pobres. Por más que hay fortunas inmensas. Estos palacios nos remiten a esas fortunas inmensas de Arequipa. También hay un grupo medio de personas que están informadas, que están interesadas y que tienen la capacidad y el deseo de salir a las calles a protestar, a estar en contra, a organizarse en milicias. Eso es lo que le da a Arequipa esa calidad. 

La otra cosa que es interesante es que muchos de estos caudillos se casaron con mujeres arequipeñas, Castilla, Vivanco, Echenique, hay un gran número de familias emparentadas con las familias más importantes de Arequipa. Castilla era casado con una Diez Canseco, Echenique era casado con una Tristán, hay también una serie de conexiones y bandos en pugna dentro de Arequipa. No que podamos decir que Arequipa siempre tiene la misma visión. Y la otra cosa que complica aún más la situación en el sur es la rivalidad que existe entre Arequipa y el Cusco por cuál debe ser la ciudad más preeminente del sur. El Cusco con su pasado imperial considera que ellos deben ser la ciudad más importante del sur y Arequipa dice no, nosotros somos una región muy importante, muy pujante, económicamente muy importante, nosotros debemos ser el centro. Esa rivalidad Cusco – Arequipa también va a ser muy importante. Mas allá de eso también va a ver una rivalidad con otras ciudades por la intendencia de Arequipa como Moquegua, Tacna, Arica. Esas estructuras hacen que el sur sea muy dinámico porque además hasta el día de hoy el sur tiene peso de población muy importante en el Perú. Eso también significa que aquí es más fácil organizar ejércitos, organizar revueltas, que la gente tenga opinión. En el siglo XX muchas de esas cosas se mantienen y se multiplica en el sentido de que, en el sur, en las ciudades sobre todo, pienso otra vez en Arequipa, Tacna incluso en Puno, en Cusco son espacios donde hay mucha discusión política, mucho interés político, mucho debate, mucha lectura. A pesar de que muchas veces se dice, bueno son lugares donde hay un número de personas de origen indígena mayor, pero no solamente es eso, son espacios muy dinámicos de pensamiento.

¿Las fuentes periodísticas han sido un soporte importante para tu libro?

Los periódicos, como te dije hace un momento, son la primera escritura de la historia. Es lo que está sucediendo, las crónicas, las editoriales, el pensamiento. Hay un dinamismo muy grande en la prensa peruana del siglo XIX y no solamente en Lima sino en todo el país. No solamente en Arequipa que tiene muchos periódicos y muy importantes, algunos en contraposición, sino en todas las provincias. Mi trabajo ha sido tener acceso a esos periódicos, leerlos, entenderlos y entender cómo hay un debate, porque la cosa que es más maravillosa de poder leer esos esos periódicos es ver justamente ese dinamismo del que te hablaba hace un momento ¿Dónde lo vamos reflejado? en la prensa.

Esa era la visión o la interpretación de las personas más ilustradas. No, necesariamente era la voz de la ciudadanía…

Ésa es una excelente pregunta, lo que sucede es que los periódicos en ese tiempo no están hechos solamente para que las personas que saben leer y escribir lo lean. Los periódicos se leen en las chicherías, en las plazas, en las parroquias, entonces el debate público es mucho más grande que el universo de personas que saben leer y escribir.

¿En la actualidad hay un político con la capacidad de leer la realidad y anticiparse a sus adversarios como Castilla? 

Yo creo que la última persona que tuvo esa capacidad es Martin Vizcarra, que es además un hombre del sur. Para bien o para mal él es una persona que entiende en sur de Perú, es una persona que supo en su momento incluso hasta ahora que está inhabilitado de participar en las elecciones, tiene mucha simpatía.