Por: Sergio E. Mostajo C. Periodista
El titular hace alusión a una frase que se ha convertido en un lema, se repite en las manifestaciones de quienes salen a protestar contra el gobierno de turno o las autoridades locales.
¡Que se vayan todos!, dicen tratando de justificar sus marchas, hacen suyo el descontento y la sensación de que todo es corrupción, que todo es malo, que todos son ladrones de cuello y corbata, que todo es engaño, los dirigentes visitan medios, llaman a las radios y repiten lo mismo.
Nos estamos acostumbrando a pedir ¡que se vayan todos!, creer que con un borrón y cuenta nueva es suficiente. ¿es así de sencillo?, ¿así se resuelven los problemas?
No lo creo, en los últimos tiempos hemos sido testigos, visto y asistido a varios desbandes de autoridades jaqueadas por el “clamor popular”, vimos renunciar a presidentes, es pectamos vacancias express perfectamente orquestadas en el congreso, asistimos a patadas de tablero, es decir, se fueron todos y nada ha cambiado.
Aun no salimos de la ultima asonada, con el lamentable saldo de una persona muerta, decenas de heridos, entre policías y protestantes, daños materiales, perdidas económicas e incertidumbre política, quienes salieron a las calles, una vez mas están pidiendo ¿que se vayan todos!
En todo este desmadre permanente, falta medir la responsabilidad que todos tenemos en este vaivén perverso, en este ida y vuelta en que está sumido nuestro país hace trentaitantos años, en todo este tiempo no hemos podido elegir bien, pusimos en el poder a las personas equivocadas.
No aprendemos, nos engañan, nos engatusan, nos compran con un llaverito, con una caja de fósforos, nos endulzan con espectáculos circenses, con orquestas, con animadores, con bailecitos pegajosos y estribillos contagiosos.
Nos hablan en nombre del pueblo, nos dicen que seremos los invitados permanentes en la fiesta del poder, que gobernarán y harán lo que les pidamos, que nuestra palabra será respetada, convencidos les damos nuestro voto, los encumbramos y cuando nos damos cuenta de la estafa, ya es tarde, comprobamos que nada de lo dicho y ofrecido fue cierto.
A la luz de estos hechos vale hacernos la pregunta ¿hasta cuándo?
No podemos seguir así, basta ya de creer que salvamos nuestra responsabilidad pidiendo que ¡se vayan todos!, total si no quieren irse los vacamos y listo.
No es así, el daño que le infligimos al país es enorme, el daño que le hacemos a nuestra familia, a nuestros padres, a nuestros hijos es inconmensurable, no hablo en términos económicos, me estoy refiriendo a la moral, la ética, la identidad nacional, en algún momento todo esto estallara en nuestras caras y no habrá marcha atrás.




