Del bit al violín: diálogo entre la máquina y el alma

El próximo sábado 25 de octubre, el Teatro Municipal de Arequipa dejará de ser solo un recinto cultural para convertirse en un laboratorio del sonido. A las 7 de la noche, las ondas digitales se convertirán en cuerdas en Interfase Sinfónica, el nuevo proyecto del músico y productor arequipeño L-Ror, seudónimo de Víctor Miranda Ormachea. 

No es un concierto cualquiera. Interfase Sinfónica propone un tránsito entre el código binario y la orquesta sinfónica, entre la frialdad del chip y la calidez del violín. El público asistirá al estreno mundial de “The Presence and Absence of a Swerve Heart in the Birth of Evil”. Un álbum concebido en entornos digitales que, por primera vez, cobrará vida con músicos, coros y orquesta en vivo. El ingreso será gratuito, pero la experiencia promete ser invaluable.

La propuesta de L-Ror no se limita a trasladar lo electrónico al pentagrama, sino que busca reconfigurar la experiencia del sonido. Se trata de un acto casi filosófico, donde la música deja de ser un archivo para volver a ser respiración. En esta interfaz entre la tecnología y el cuerpo sonoro, las fronteras se disuelven y el público se convierte en testigo de un ritual de resurrección acústica.

El proyecto se hace posible gracias a que fue ganador del Concurso de Estímulos Económicos para las Artes Escénicas, las Artes Visuales y la Música 2024, otorgado por el Ministerio de Cultura del Perú. A ello se suma el respaldo de la Municipalidad Provincial de Arequipa, que coorganiza y coproduce el concierto. Esto como parte de su apuesta por la innovación cultural y la promoción de las nuevas formas de creación artística.

Miranda Ormachea no es un recién llegado al terreno del riesgo sonoro. Desde los años noventa es un pionero del avant-garde y la electrónica experimental en Arequipa. Fundó Ruidósfera, la primera banda de rock experimental de la ciudad, y participó en proyectos decisivos como Quilluya —pioneros en fusionar electrónica con folk—, el Coro Polifónico Atonal Consonante, Guitarrorists y HadaxReciclhadax. Su trayectoria es, en sí misma, una partitura de búsqueda y ruptura.

Además de músico, es crítico y columnista, con publicaciones en medios nacionales y digitales; como Revelación.pe. Ha integrado colectivos culturales, fue jurado en certámenes artísticos y ponente en el I Congreso Internacional de la Asociación Peruana de Musicología en 2023. Su mirada sobre la música no es solo estética, sino también reflexiva: una exploración constante del vínculo entre creación y pensamiento.

Con su proyecto individual L-Ror, el artista ha transitado por el neoclásico, el post-rock, el noise, el trip-hop y el freak-folk, siempre desde una óptica experimental. Su obra mezcla la aleatoriedad y el ruido con una precisión casi matemática, pero sin renunciar a la emoción. Es el sonido como interrogante, la música como laboratorio de lo sensible.

En 2022, L-Ror publicó “The Presence and Absence of a Swerve Heart in the Birth of Evil”, bajo el sello Discos Astromelia. La crítica lo calificó como uno de los mejores discos peruanos del año, destacando su audacia conceptual y su equilibrio entre caos y estructura. Medios como El Búho, Rock Achorao’ y El Radar Cultural lo incluyeron entre sus producciones favoritas, y publicaciones internacionales como Classical Music Daily (Reino Unido) y Mobile Musician (EE. UU.) celebraron su originalidad.

Ahora, esa obra que nació en la pantalla se volverá sinfónica, tangible. En tiempos en que lo digital parece absorberlo todo, Interfase Sinfónica propone el viaje contrario: devolver cuerpo al sonido, volver presencia lo ausente. Es una declaración artística y, quizás, una metáfora de nuestro tiempo, pues la tecnología no tiene por qué reemplazar la sensibilidad, sino expandirla.

La cita es, pues, con el futuro que se escucha. Allí, en el eco de una nota, tal vez la máquina y el alma encuentren por fin un mismo ritmo.