La detención de Erick Moreno Hernández, conocido como ‘El Monstruo’ y cabecilla de Los Injertos del Cono Norte, no solo reveló el alcance de su poder en Perú y Paraguay, sino que también destapó sospechas sobre la presunta participación de policías peruanos en su protección. De comprobarse las filtraciones, los involucrados podrían enfrentar penas superiores a los veinte años de cárcel.
El caso de ‘El Monstruo’ ha generado una fuerte sacudida en la Policía Nacional del Perú (PNP). Según revelaciones de la prensa paraguaya, el delincuente habría recibido alertas sobre operativos en su contra gracias a informantes dentro de la propia institución policial. Esta complicidad habría permitido que Moreno evadiera múltiples intentos de captura antes de caer definitivamente en el vecino país.
El abogado penalista Julio Espinoza advirtió que, de confirmarse estos hechos, se configuraría una combinación de delitos graves. Entre ellos corrupción, encubrimiento y obstrucción a la justicia. “Estamos hablando de una punibilidad que podría superar los veinte años”, señaló en entrevista con RPP. El especialista instó al Ministerio del Interior y al Ministerio Público a abrir investigaciones inmediatas, tanto en el plano administrativo como penal, para esclarecer responsabilidades.
Por su parte, el periodista paraguayo Iván Leguizamón, del diario ABC Color, aseguró que existen serios indicios de que policías peruanos actuaron como “soplones” de Moreno. Según detalló, cada operativo desplegado en Asunción y en ciudades fronterizas fracasaba minutos antes, lo que sugiere que el delincuente era alertado oportunamente. Incluso, mencionó que Moreno mantenía vínculos personales en Paraguay, entre ellos una relación sentimental que facilitaba su estancia en el país.
La captura final de ‘El Monstruo’ fue ejecutada exclusivamente por la Policía Nacional de Paraguay, en un operativo de inteligencia en la frontera con Brasil. Para la prensa local, este hecho refuerza la hipótesis de que las alertas que frustraban anteriores intentos de arresto no provenían de sus agentes, sino de fuentes en Lima. Si la complicidad de policías peruanos se confirma, el escándalo golpeará la imagen de la PNP. Además, pondrá en evidencia cómo redes criminales logran penetrar instituciones llamadas a combatirlas.