Nilton Mamani: entre hornos y leyes
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Por Romario Huamaní

Nilton Mamani Conde nació en Cuzco en 1998, pero a los 10 años llegó a Arequipa. Desde los 13 años su vida quedó marcada por el aroma de la harina y el calor de los hornos: se convirtió en panadero. Hoy, con 27 años, habla con orgullo de ser autodidacta. Su infancia, dice, siempre estuvo rodeada de panes.

La idea que nació de la necesidad 

Nilton Mamani empieza su labor de panadería a las 4 de la mañana y hace panes sin levadura.

La panadería “Panes Artesanales” no surgió de un plan de negocios, sino de la necesidad. Durante la pandemia en el año 2020, Nilton y su pareja Yeny, madre de su hijo, imaginaron un proyecto propio. En Lima dieron los primeros pasos, pero el destino los devolvió a Arequipa. Allí, en Ciudad de Dios de Cono Norte, alquilaron un pequeño local en la entrada de Apipa, cerca a la carretera de Yura y levantaron el horno que hoy los identifica.

Nilton buscó innovar. Quería ofrecer panes más saludables, distintos a los tradicionales tres puntas o chalacos, cargados de levadura. “Para quienes sufren hígado graso o acidez, esos panes no ayudan. Entonces pensé en una opción a leña, sin levadura”, explica. Con paciencia fue puliendo la técnica, descubriendo la importancia de activar el gluten y cuidar la cocción interna y externa de cada pieza.

El día empieza a las cuatro de la mañana

La jornada en la panadería comienza antes del amanecer. “A las cuatro hacemos limpieza, luego preparamos la masa, activamos los rellenos, amasamos y horneamos”, relata. A las 6:30 de la mañana ya tienen pan fresco para los vecinos, quienes desde el inicio se sorprendieron al probar estas variantes. Nilton recuerda que muchos llegaban pensando en panes convencionales, pero terminaron adoptando con entusiasmo las nuevas recetas.

Hoy ofrecen panes serranos, rellenos de queso, jamón con orégano, aceituna, pan al ajo, manzana y hasta pizzas artesanales sin levadura. Nilton ríe cuando menciona que incluso inventaron una pizza dulce con leche condensada. El horno, colocado al aire libre junto a la carretera, se ha convertido en parte del “jale” del negocio.

Entre el derecho y la vocación de servicio

Su vocación de panadero la ha calzado muy bien con sus deberes de padre y su ánimo por el estudio.

Además de panadero, Nilton es estudiante de Derecho en el octavo semestre de la UTP. Retomó sus estudios al volver de Lima con la idea de que la carrera le permitirá servir mejor a su comunidad. “Viví de cerca situaciones en que la defensa legal solo buscaba lucrar. Yo quiero ejercer con vocación de servicio”, confiesa con voz pausada.

Con jornadas que a veces le dejan apenas dos o tres horas de sueño, Nilton sostiene tres motivaciones: su hijo, terminar la carrera y hacer de Panes Artesanales un proyecto social. Sueña con franquiciar la panadería, pero también con llevar “pancito con café” a familias vulnerables de Arequipa. “Todo esfuerzo tiene su recompensa”, dice, mientras vuelve a encender el horno que lo acompaña desde la adolescencia.