Yamel Romero: del transfuguismo a una precandidatura presidencial 

El exalcalde de Arequipa, Yamel Romero Peralta, sorprendió al anunciar su precandidatura a la Presidencia de la República por el Partido Aprista Peruano (APRA). En conferencia de prensa, presentó sus aspiraciones políticas y un conjunto de propuestas que han despertado cuestionamientos, tanto por su viabilidad como por las contradicciones en su discurso.

El político, quien a lo largo de su trayectoria ha militado en al menos ocho partidos políticos de distintas tendencias ideológicas, intenta presentarse como un referente de la democracia. Sin embargo, en su intervención insistió en desconocer los resultados electorales de las presidenciales de 2022. “Fuerza Popular es un partido democrático, se demostró que sí hubo fraude. Todo ha quedado en una nebulosa. Lamentablemente el Jurado Nacional de Elecciones no presentó las actas. Tienen que mostrarse las actas”, expresó.

El aspirante aprista aseguró tener “autoridad moral para luchar contra la corrupción” y se victimizó respecto a su salida del partido. “Nunca me alejé del partido aprista, me sacaron del partido aprista por mezquindad y por envidia”, afirmó. No obstante, su historial de continuos cambios de camiseta política lo ubica más como un político tránsfuga que como un dirigente con convicciones firmes.

Su plan de gobierno evidencia su intención de aplicar en el Perú el llamado “plan Bukele”, estrategia contra la criminalidad desarrollada en El Salvador. “Los niveles de eliminación de la delincuencia en El Salvador han hecho que sea un atractivo, el plan Bukele trajo resultados positivos. Ellos bailan salsa y nosotros huayno, esa es la diferencia”, comentó, minimizando las diferencias estructurales entre ambos países.

Romero también propuso eliminar los Gobiernos Regionales y reemplazarlos por macro regiones. Según dijo, esta medida solucionaría problemas de gestión. El discurso del precandidato genera además una paradoja: mientras asegura defender la democracia, cuestiona sin pruebas a las instituciones electorales. Su insistencia en hablar de fraude, pese a que nunca se acreditaron irregularidades en los comicios de 2022, lo coloca en la misma línea que grupos políticos que han intentado deslegitimar la voluntad popular.

Así, la precandidatura de Yamel Romero aparece marcada por contradicciones: un político que ha transitado por diversos partidos sin consolidar identidad, que dice defender la democracia pero ataca a sus instituciones, y que propone medidas populistas de difícil aplicación en el contexto peruano.