El Toromata: El costo de la indiferencia ante el hospital de Chala

Abg. Arturo Montesinos Neyra. Analista político

El derecho a la salud es un pilar esencial en cualquier sociedad, reconocido tanto por la Constitución Política del Perú como por organismos internacionales. En territorios alejados como Caravelí, en la región Arequipa, la distancia, la precariedad de infraestructura y la falta de personal convierten a la atención médica en un privilegio, no en un derecho garantizado. Frente a estas limitaciones, la creación y consolidación de una Red de Salud es una necesidad impostergable.

Una Red de Salud, según el Ministerio de Salud, es un sistema organizado de establecimientos que actúan de forma coordinada en un territorio determinado. Incluye puestos de salud, centros médicos, hospitales de apoyo, programas preventivos y servicios complementarios. El objetivo es garantizar continuidad en la atención, optimizar recursos y ofrecer un servicio equitativo y eficiente. No se trata de sumar infraestructuras aisladas, sino de generar articulación, planificación y control de calidad.

Los beneficios para Caravelí serían múltiples. Una red aseguraría que los pacientes reciban atención en el nivel adecuado, mejorando la referencia y contrarreferencia. También permitiría una distribución más justa del personal, evitando centros abandonados mientras otros se saturan. A su vez, posibilitaría implementar programas de prevención sobre salud materno-infantil, desnutrición o enfermedades crónicas. Otro beneficio clave es la capacidad de manejar su propia unidad ejecutora presupuestal, lo que significa contratar directamente profesionales de la salud, adquirir medicamentos, equipar laboratorios y planificar el gasto en función de las necesidades locales. Esta autonomía presupuestal reduciría la dependencia de Camaná – Arequipa y agilizaría la respuesta sanitaria.

En el Perú, las redes de salud se implementaron desde la década de 1990, con apoyo de la OMS y la OPS. La intención fue articular los servicios y acercar la atención al ciudadano. Sin embargo, el desarrollo ha sido desigual: algunas regiones lograron avances importantes, mientras otras siguen en esquemas fragmentados. En el caso de Caravelí, recién en los años 2019 – 2022 se iniciaron avances para su conformación, con diagnósticos preliminares, propuestas de integración de los establecimientos y lineamientos de gestión. Lamentablemente, estos procesos quedaron truncos por falta de continuidad política, burocracia y desinterés en darle prioridad a la salud provincial.

Hoy Caravelí aún no cuenta con una Red de Salud consolidada. Los avances iniciados en 2019–2022 no fueron retomados con seriedad por el Gobierno Regional de Arequipa. El hospital de Chala continúa sin operar plenamente, mientras que varios puestos de salud carecen de personal y medicinas. 

La situación obliga a interpelar al Gobierno Regional de Arequipa. ¿Por qué una provincia que aporta significativamente a la economía regional con minería, agricultura y pesca no cuenta con una red de salud operativa? ¿Por qué los avances iniciados entre los años 2019 al 2022 quedaron estancados? La respuesta parece ser la falta de voluntad política y la indiferencia hacia las provincias más alejadas. Mientras se anuncian proyectos con fines mediáticos, la salud de miles de caravelinos sigue relegada.

El gobierno regional debería reactivar los lineamientos trabajados entre el 2019–2022, y hacer realidad La Red de Salud en Caravelí. Porque no es solo un proyecto técnico, sino una herramienta de justicia social. Su implementación permitiría descentralizar la gestión, mejorar la equidad y garantizar atención oportuna. Los avances de 2019 – 2022 demostraron que el camino es posible, pero el desinterés político los detuvo. Urge que el Gobierno Regional de Arequipa asuma su responsabilidad, otorgue autonomía presupuestal y priorice la salud de la Provincia de Caravelí. No se trata de una dádiva, sino de cumplir con un derecho fundamental.