Refuerzan Majes con 39 policías y Grupo Terna

La violencia en Majes ha escalado de forma brutal, con asesinatos a sangre fría y ataques que han dejado una estela de miedo en la población. Frente a este panorama, la Policía Nacional destinó 39 efectivos y sumó al Grupo Terna para redoblar la seguridad. Su presencia busca recuperar el control de calles, parcelas y barrios donde la delincuencia parece haber tomado ventaja.

La ceremonia de presentación de los agentes tuvo lugar en el frontis de la Municipalidad Distrital de Majes. La teniente alcaldesa Gladys Condori Huamán, en representación del alcalde Jenry Huisa Calapuja, encabezó el acto protocolar junto al cuerpo de regidores. Entre aplausos y rostros expectantes, se dio la bienvenida a los efectivos que asumieron la misión de enfrentar a las bandas criminales que acechan la zona.

El coronel PNP Elmer Eduardo Huanca explicó que el contingente fue especialmente preparado para este reto. Su labor no se limitará a rondas en las calles, también realizarán patrullajes en parcelas y sectores vulnerables. Allí donde los crímenes han dejado huellas de dolor. El oficial resaltó que el objetivo central es combatir la extorsión, los ajustes de cuentas y el sicariato que golpean con crudeza a la región Arequipa.

La violencia se refleja en una ola de muertes. En la Asociación Los Maqueños, una pareja fue acribillada en lo que se presume fue un caso de sicariato por disputa de terrenos. Días después, en la Asociación APEX, otra pareja dedicada a la crianza de pollos fue asesinada con una brutalidad que estremeció a la población. Fue una tortura seguida de disparos en cabeza y cuerpo.

Otros hechos no hicieron más que profundizar el miedo. En Villa Industrial, una mujer cayó abatida a balazos en plena zona de locales nocturnos; en El Pedregal, un cambista sobrevivió milagrosamente a un ataque de cuatro sicarios que intentaron arrebatarle 60 mil soles; y en el asentamiento D-1, un agricultor fue golpeado hasta la muerte por delincuentes que buscaban los 30 mil soles obtenidos de su cosecha. La estadística es dura: seis vidas apagadas en pocos meses, una marca que explica por qué Majes hoy clama seguridad.