Jarana crítica: Vizcarra, frío y de mil rostros

Oswaldo Calle Talavera. Analista Político

Vizcarra es un personaje rico para escribir y describir. El «Lagarto» acepta su apodo con cierto grado de desvergüenza y una cara muy dura, que combinada con su inteligencia y la poca información de los que lo aplauden, constituye un político típico del Perú.

Vizcarra es el personaje que fue elegido para acompañar a PPK en su fórmula porque encajaba muy bien en el espacio faltante y por contraste. Era el político con cierta experiencia, provinciano, «cholo» y con dinero, porque el presidente era muy «gringo» y la vicepresidenta muy guapa, mujer y con experiencia ministerial. Por eso completaba de manera genial el trío y la foto para los volantes de campaña. 

Vizcarra se hace presidente y no se puede negar su aprobación. Tenía ese «jale» de medio día con las «señitos» que le agradecían cuando las cuidaba en pandemia, nos decía cuántos muertos había cada día y que las vacunas estaban por llegar. 

Él se vacunó antes, mintió y prefirió esperar por vacunas para el Covid de otro país y no pagó cuando debía por un primer lote y las perdimos mientras morían más de 200 personas por día. 

Hasta hace poco lo veíamos regalando lagartos de peluche, usa Lacoste cuando juega en el Lawn Tenis, fue el primer político en estar en «Kick» y bolea con su raqueta de tenis con Cristorrata (el streamer). Además, bromeaba con influencers mientras se filma en piyama de Mickey Mouse.

Sus videos comenzaban con un «Hola, ¿cómo están…?». Nos contaba cómo hacía sus huevos revueltos y la gente lo miraba en su departamento que estaba calculado para parecer de clase media. 

Quizás su principal capital es haber cerrado el Congreso, se le consideraba un luchador contra un parlamento que después lo sacó. Vizcarra regalaba plata (bonos) e hizo «reactiva» cuando nunca se había visto algo así. Mandó a los hombres al mercado y hasta nos ordenó quién salía los lunes y quien los martes. 

Vizcarra pulula entre su carisma (que lo tiene), su culpa y responsabilidad, afrontando los juicios que aún no lo sentencian pero que ya lo metieron a la cárcel.

Su 15% de simpatía en preferencia de votos no importó. En 2021 le impidieron presentarse, pero, aun así, hace campaña hasta en la isla Santa Rosa en Chinería.

Vizcarra tiene muchos rostros, es un lagarto con sangre fría, tiene larga cola y por eso lo juzgarán. Sus escamas lo protegen de sus adversarios políticos y posee buenas garras para arañar lo ilegal y para defenderse. Sus pensamientos son cambiantes como el color de la piel del animal con el que no le disgusta estar relacionado. 

Puede estar en la frontera con Colombia, con sus simpatizantes y la bandera con el símbolo de su partido anticipándose a los candidatos, y salir en un video un día después de su encarcelamiento preventivo —grabado con anticipación— donde decía que ya sabía que lo iban a meter preso y aprovechar en victimizarse.

Vizcarra hace cuestionar nuestra débil democracia y el entendimiento de lo «político». Su vida en la cárcel no fue complicada, si algo tiene es dinero, indispensable para estar tranquilo en una cárcel común, ser cuidado y hasta sacar rédito político. 

El gobierno con una lectura bastante boba, lo intentó sacar de «la cárcel de los presidentes» para ponerlo en una cárcel común. Un error donde abundó la estupidez y que, aunque lo corrigieron, crearon una invitación a su victimización. La que supo capitalizar hasta el último momento.

Estos parágrafos no cronológicos describen en desorden una parte mínima de su vida política también desordenada. 

Vizcarra ingresó a presión preventiva por la recepción de coimas (cohecho)y hoy recupera su libertad porque la sala penal lo dispuso así al sustentar que los fiscales cometieron errores al señalar su arraigo laboral y familiar. Vizcarra tiene una conducta procesal muy prudente y su figura —aunque no lo crea este gobierno— crece. Su hermano será candidato y seguramente su rostro no será el que más veremos, pero sí su apellido, intentando pasar una valla electoral que después pueda negociar en votos en el futuro parlamento. 

Vizcarra es un lagarto simpático con trampa, si lo habilitan estaría entre los primeros candidatos sin merecerlo, aun su gente espera el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que le permita competir.  El meme se cumple con él. Vizcarra es un constructor de oficio particular, podría poder construir un puente aún donde no hay río.