Por Sergio Mostajo C. Periodista
En esta tercera entrega de HABLAR EN SERIO sobre el presente y futuro de Arequipa, dejo en claro que no pretendo convertirme en eso que critico, un sabelotodo, o planificador estrella, menos urbanista, solo trato de visibilizar lo que todos, reitero, todos vemos, pero no le prestamos la debida atención.
Parto afirmando que Arequipa es una ciudad colapsada, una verdad innegable. Cada año se suman miles de vehículos al tránsito pero no se construye nueva infraestructura vehicular; la consecuencia lógica es ver congestionamientos monumentales todos los días. Cada año se restan cientos de hectáreas de la famosa y cada vez más escasa campiña arequipeña; la consecuencia lógica es ver la ciudad cada vez más árida, calurosa y polvorienta. Cada año, producto de las nefastas invasiones aparecen decenas de AA.HH que se ubican en zonas de alto riesgo, cerros, quebradas secas, torrenteras, cauces y riberas de ríos; la consecuencia lógica es un crecimiento urbano anárquico y caótico.
Arequipa es una ciudad enclavada en la cabecera del desierto de Atacama, el más árido del planeta. El río Chili es la fuente de agua más importante, de ella dependemos más de un millón de seres humanos y es muy vulnerable desde su nacimiento. Los nevados y las lluvias que la recargan son cada vez más escasos e impredecibles, cuando llueve poco sobrevienen las sequías y cuando llueve mucho es pasible de ser inutilizada por el ingreso de huaicos y lahares en la zona de Charcani. Ya hemos padecido sus efectos muchas veces, nos quedamos sin agua días e incluso semanas.
Vivimos en una ciudad sometida a una serie de fenómenos naturales, ojo, fenómenos, no desastres naturales. Entre los principales cito los siguientes: vientos fuertes, lluvias intensas, nevadas, sequías, radiación extrema, heladas, terremotos, erupciones volcánicas y me atrevo a afirmar que no estamos preparados para afrontar con éxito ninguno de ellos. Siempre o casi siempre somos reactivos; trabajamos muy poco o casi nada en la prevención.
Hace años tuve la suerte de conocer el proyecto “Ciudad del Sol”, una ambiciosa y saludable propuesta que planteaba una Nueva Arequipa asentada en las pampas de La Joya y San Camilo e integrada al Pedregal en Majes. Allí debía florecer una ciudad debidamente planificada con zonas destinadas a la industria, al comercio, a viviendas, centros financieros, terminales terrestres, aeropuerto internacional, plataformas logísticas, con avenidas amplias de varios carriles, intercambios viales, parques, plazas, con provisión de servicios integrales, un avanzado sistema de transporte urbano e interurbano, con redes de energía eléctrica, de agua y desagüe que además tenga garantizado el suministro de agua proveniente de otras fuentes, independientes del río Chili.
Proponía que se deje a la actual Arequipa como una ciudad turística, que ya no se destruya el patrimonio arquitectónico, se preserven sus construcciones antiguas, que pongan en valor sus añejas callejuelas, parques, plazas, se recupere la campiña, ya no se construyan edificaciones modernas, con las que hay bastan y sobran.
¿Será hora de HABLAR EN SERIO sobre esta posibilidad?.
Leí con agrado en la edición dominical de Revelación que se anuncia la planificación de la futura ciudad Vitor – Siguas, que más o menos encaja en la mencionada Ciudad del Sol. Ojalá y sea cierto, que no sea un anuncio más.




