El estadio de El Cruce se tiñó de colores y sonrisas con motivo del Día del Niño en La Joya. Bajo el lema “Sueños al viento”, la municipalidad convocó a cientos de familias en un concurso de cometas que rescató la tradición de los juegos de antaño y promovió el derecho de los más pequeños a la recreación. La actividad, liderada por la Oficina de DEMUNA y respaldada por la gestión del alcalde Cristhian Cuadros Treviño, buscó no solo entretener, sino también reafirmar el compromiso político y social con el bienestar integral de la niñez joyina.
El certamen no fue solo un pasatiempo, sino una declaración simbólica de que la infancia merece ocupar un lugar central en la agenda pública. Mientras las cometas desafiaban el viento arequipeño, se dejaba claro un mensaje: la política también debe tener rostro de niño. El alcalde Cristhian Cuadros, al dirigirse a los presentes, recalcó que la fecha debía servir para recordar que los derechos de la niñez no son opcionales, sino obligaciones del Estado y de toda la sociedad.
La Oficina de DEMUNA, junto con el proyecto municipal de adquisición de equipos recreativos, organizó la jornada convocando a niños de 6 a 12 años y a adolescentes con discapacidad de hasta 16 años. La participación de este último grupo visibilizó un aspecto pocas veces atendido: la inclusión real en espacios de entretenimiento y cultura. “El juego es un derecho, y aquí todos los niños tienen un lugar”, señaló la responsable de DEMUNA, Dina Reynoso Chacón. Y resaltó la importancia de que padres e hijos construyeran juntos cada cometa.
La competencia exigía elaborar cometas a mano, destacando creatividad, materiales reciclados, originalidad y destreza en el vuelo. Así, lo que parecía una sencilla actividad se convirtió en una metáfora de resiliencia y esfuerzo colectivo. No faltaron los aplausos cuando las cometas hechas con retazos de tela o cañas recicladas lograban mantenerse en el aire más tiempo que aquellas fabricadas con materiales modernos. La imaginación infantil y la dedicación familiar fueron las verdaderas protagonistas.
El concurso concluyó con la entrega de premios, como bicicletas, scooters, equipos de sonido e incentivos para todos los participantes. Pero el verdadero triunfo fue recuperar un juego tradicional que une generaciones. La Joya demostró que celebrar a la niñez es mucho más que un gesto festivo, es un reconocimiento a quienes representan el presente y el futuro del distrito. En cada cometa elevada se dibujó la esperanza de una sociedad más justa, donde los niños no solo sueñan, sino que vuelan alto.