Arequipa es una ciudad migrantes. El 80% de su población actual proviene de otras regiones del país o del extranjero, según el nuevo diagnóstico territorial presentado por el Instituto Municipal de Planeamiento (IMPLA).
De acuerdo al informe, el 40% de la población arequipeña es originaria de Puno, el 20% proviene de Cusco y otro 20% de Tacna y Moquegua. A este movimiento interno se suma una migración extranjera creciente: más de 35 mil ciudadanos venezolanos se han asentado en la ciudad en los últimos años.
Concentración poblacional
Otro aspecto que desarrolla el diagnóstico es que el crecimiento urbano sigue siendo desordenado, mientras las zonas rurales permanecen marginadas. El 94.56% de la población provincial se concentra en la ciudad, generando una sobredemanda de servicios básicos e infraestructura en el casco urbano.
Uno de los datos más preocupantes del estudio es el número de jóvenes sin oportunidades: 64 mil personas entre 18 y 29 años no estudian ni trabajan. Este grupo representa una población vulnerable ante la informalidad y el desempleo estructural.
En el eje ambiental, el panorama es igual de crítico. Aunque el acuífero del río Chili ha aumentado su volumen de almacenamiento, el abastecimiento sigue siendo insuficiente. El 93.5% del agua disponible se destina a la agricultura, mientras apenas el 3.7% se orienta al uso residencial.
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La gestión de residuos sólidos también refleja problemas: solo el 2.26% de los residuos generados en la ciudad recibe tratamiento. Si bien se construye una celda transitoria, esta medida solo prolonga la vida útil del sistema sin ofrecer una solución definitiva.
Sin espacios
En transporte, la presión es creciente. El parque automotor se encuentra entre 450 mil y 500 mil vehículos, con una tasa de crecimiento del 6.5% anual, superior al crecimiento poblacional de 1.8%. A esto se suma una sobreoferta del 149% en el servicio de taxis, lo que agrava el desorden vial.
Respecto al uso del suelo, el Plan de Desarrollo Metropolitano advierte que apenas queda disponible un 11.5% para nuevas expansiones urbanas. El 26.33% está destinado a la agricultura, el 17.75% a vivienda, mientras que el suelo reservado para actividades industriales y comerciales es aún limitado.