El ataque israelí del 13 de junio contra bases militares y nucleares en Irán marcó un nuevo punto de inflexión en Medio Oriente. El gobierno de Netanyahu justificó la acción como un intento de frenar el supuesto desarrollo de una bomba atómica por parte del régimen iraní, lo que desató una respuesta de misiles y encendió los temores de una escalada que incluya armamento nuclear.

Aunque la ONU no ha confirmado que Irán busque construir una bomba, tampoco puede descartar esa posibilidad. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha cuestionado la falta de cooperación de Teherán y reporta que el país está enriqueciendo uranio a un 60% de pureza, muy cerca del 90% necesario para fines militares. Con esta base, Israel afirma que se encuentra ante una “amenaza existencial” y que su ofensiva es preventiva.

Sin embargo, expertos como Julián Gadano, exsubsecretario de Energía Nuclear de Argentina, aseguran que “no estamos más cerca de un desastre nuclear que hace algunos días”. Gadano señala que solo Israel posee armas nucleares en la región y que no hay señales de que vaya a usarlas. A su juicio, el objetivo del gobierno israelí es retrasar el avance nuclear iraní, no provocar una conflagración atómica.

En caso de una guerra nuclear, las consecuencias serían catastróficas. Gadano recuerda que una bomba no solo causa destrucción inmediata, sino que deja una huella radiactiva duradera. Y si el conflicto se internacionalizara, el riesgo global sería extremo. No obstante, considera que la situación actual es menos alarmante que la que generó la invasión rusa a Ucrania, dada la magnitud del arsenal nuclear de Moscú.

Respecto a los ataques israelíes contra plantas iraníes, el experto aclara que no se trata de centrales nucleares con uranio irradiado, sino de instalaciones de enriquecimiento consideradas objetivos militares. Por eso, aunque peligrosas, su bombardeo no implica un riesgo radiactivo inmediato. En todo caso, recuerda que Israel, al ser potencia nuclear no reconocida oficialmente, mantiene una ventaja estratégica frente a sus vecinos, reforzando así su posición en un conflicto de final aún incierto.