Con más de 425 casos confirmados y 10 muertes, el Perú enfrenta el brote de tos ferina más grave en diez años. Loreto concentra la mayoría de decesos, mientras autoridades de salud insisten en reforzar la vacunación. Frente a esta emergencia, la Dra. Ana Ramos, directora médica de La Positiva Seguros, desmonta los mitos más comunes sobre la enfermedad.
Contrario a lo que muchos creen, la tos ferina no solo afecta a bebés. Si bien son el grupo más vulnerable, la infección puede presentarse en cualquier edad. En los más pequeños, la imposibilidad de toser con eficacia agrava los riesgos. Por ello, se recomienda vacunar al entorno cercano y a las madres gestantes, quienes pueden transferir inmunidad al feto.
Otro mito común es pensar que una mujer embarazada no necesita vacunarse si ya fue inmunizada en la infancia. La especialista recuerda que los anticuerpos disminuyen con el tiempo, por lo que se debe aplicar la vacuna dTpa entre las semanas 20 y 36 de gestación para proteger tanto a la madre como al bebé durante sus primeros meses de vida.
También se suele pensar que esta enfermedad es viral, como el COVID-19. Sin embargo, la tos ferina es causada por la bacteria Bordetella pertussis y requiere tratamiento con antibióticos si se detecta a tiempo. La forma de contagio es similar: a través de gotas que se expulsan al toser o estornudar.
No todos pueden vacunarse en el mismo momento. El esquema nacional contempla cinco dosis desde los 2 meses hasta los 4 años. Adolescentes y adultos deben recibir refuerzos cada 10 años, pues muchas veces son portadores asintomáticos que contagian a los bebés.
Finalmente, haber padecido la enfermedad no garantiza inmunidad permanente. Tanto la protección natural como la de la vacuna disminuyen con los años. Por eso, los refuerzos son fundamentales para prevenir nuevos contagios.
Ante síntomas como tos persistente, congestión nasal o estornudos, los especialistas recomiendan acudir al centro de salud más cercano y evitar la automedicación. Si hay bebés o embarazadas en casa, el aislamiento y el diagnóstico temprano pueden marcar la diferencia.