La rutina de los viernes en el sector de La Negrita, en el Cercado de Arequipa, se quebró al filo del mediodía. En ese punto donde convergen negocios financieros y de toda índole, dos mujeres ejecutaron un golpe quirúrgico y casi cinematográfico: se llevaron 100 mil soles y 20 mil dólares de una casa de cambio sin usar armas ni violencia. Solo usaron distracción y precisión.

Una de ellas entró al local y pidió algunos productos. No pagó. Salió del establecimiento, y la encargada —siguiendo su instinto de vendedora— fue tras ella para exigir el dinero. El descuido fue mínimo, pero letal.

Mientras la empleada intentaba recuperar lo perdido, la segunda mujer ingresó. Caminó directo a la caja registradora. Sabía lo que hacía. Se llevó todo el efectivo y salió caminando, pero según otros testigos, habría escapado en una motocicleta. En cuestión de minutos, el golpe estaba consumado.

Cuando la trabajadora volvió al local, encontró la caja abierta. El dinero ya no estaba.

La Policía llegó minutos después. La comisaría de Santa Marta y detectives de la Divincri cercaron el lugar. Revisaron las cámaras de seguridad, recogieron testimonios, y reconstruyeron los movimientos de las delincuentes. Pero hasta ahora no hay capturas. El coronel Eduardo del Campo, jefe de la Divincri, confirmó que no hubo amenazas ni armas involucradas.

En lo que va del año, Arequipa suma 32 homicidios, y apenas esta semana, dos hombres fueron enviados a prisión preventiva por trasladar 15 kilos de droga. A eso se suma la captura de dos mujeres por un caso de presunto ‘pepeo’. Pero este robo —por su simpleza, por su audacia— revela otra cara de la inseguridad: la que entra caminando y se va sin que nadie la detenga.