El decano del Colegio de Abogados de Arequipa, John Michael Mesías Romero, prefiere guardar silencio antes que dilucidar las investigaciones en su contra por la presunta comisión de tocamientos indebidos a una de sus subalternas en las oficinas de la orden de letrados. Y es que existe una negativa suya de someterse a un examen psicológico y brindar declaraciones, aun cuando se trata de una disposición del Ministerio Público.
El letrado, a través de su abogado Andrés Coa Prieto, remitió un documento a la fiscal Christy Montoya Sudario, titular de la Primera Provincial Corporativa Especializada en Delitos Contra la Mujer e Integrantes del Grupo Familiar. En este da cuenta de que no asistirá las diligencias programadas por las autoridades. Es decir, no tiene la voluntad de colaborar con la justicia.

No quiere «autoincriminarse»
Mesías Romero tenía que rendir su declaración el pasado 27 de marzo del 2025. Además, el 8 de abril del 2025, sería sometido a una evaluación psicológica, a efecto de establecer su personalidad y un perfil psicosexual. No obstante, para ninguno de los casos se contó con su participación.
“Mi persona procederá hacer uso de su derecho a guardar silencio, por lo que no concurrirá a brindar su respectiva declaración; asimismo y acordé a mi derecho a la no autoincriminación, pongo en conocimiento de su despacho de investigación, que mi persona no concurrirá al Instituto de Medicina Legal para la evaluación psicológica que fue dispuesta en la providencia antes mencionada”, describe el documento.
Según el escrito que obra en el expediente N° 1506014510-2024-378, su omisión obedece a una estrategia de defensa, propiciada por el consejo de su abogado defensor. Y en cumplimiento de lo establecido en el artículo 71, del Código Procesal Penal (CPP). Este establece los derechos del imputado durante un proceso penal, desde las primeras diligencias hasta la culminación del juicio.

Sin embargo, especialistas consultados para este reportaje advierten que el decano estaría obstruyendo la justicia. Es más, indicaron que el temor de Mesías Romero de acudir a la pericia psicológica es porque esta resulta determinante para señalar si el acusado es o no un posible «depredador sexual». «Si asegura que es inocente entonces debe acudir, porque hay casos en los que los acusados salen libres de las acusaciones porque la pericia determina que son sanos. Son muy precisos», añadieron las fuentes consultadas.
Más pruebas
En el Ministerio Público existe un audio grabado por un testigo que es relevante para la investigación. El material sonoro de una duración de 16 minutos y 17 segundos detalla las circunstancias en que la víctima de 25 años habría sido agredida por el titular del Colegio de Abogados. Ella misma cuenta, minutos después de ocurrido el acoso sexual, cómo pasaron los hechos. Como parte de las diligencias, la Fiscalía dispuso la transcripción del mismo.

Esto también se puso en conocimiento del decano. En el mismo documento, solicitó una copia del contenido del CD entregado por el testigo. Tras su análisis y transcripción, este fue lacrado y anexado al expediente.
Revelación.pe. trató de comunicarse mediante llamadas y mensajes de WhatsApp con John Mesías Romero, pero al cierre de este informe no obtuvimos respuesta. Tenemos constancia del mensaje que le dejamos a través de la aplicación de mensajería y el registro de llamadas que no contestó.
El caso que lo atormenta
En el audio la joven de 25 años acusa a Mesías, ante un superior, por los hechos ocurridos el 16 de febrero de 2024. Relató que los hechos tuvieron lugar durante una conversación laboral en el despacho del decano. Ahí le habría realizado caricias en la espalda baja y cintura sin su consentimiento.

Según el testimonio de la denunciante, luego de la plática formal, Mesías intentó acompañarla a la puerta del decanato. En ese momento, «pone su mano a la altura de la espalda baja, a la altura de la cintura, y me comenzó a acariciar la cintura y espalda, sintiéndome muy incómoda», describe. La joven intentó alejarse, dando pasos hacia adelante para separar la mano de su agresor.
A pesar de su incomodidad, el decano persistió en una conversación coloquial, invitándole insistentemente a un ambiente detrás de su despacho con la excusa de ofrecerle agua, lo cual ella rechazó. Él continuó preguntándole sobre su ingreso al Colegio de Abogados y ofreciéndole asiento para seguir charlando, pero la trabajadora se negó, aduciendo tener otras tareas.

La situación escaló cuando la joven se disponía a salir. Nuevamente, el decano la acompañó a la puerta y volvió a acariciarla. “Deslizó (su mano) desde el hombro por la espalda hasta la cintura, nuevamente, acariciándome durante todo el recorrido, agarrando mi cintura fuertemente», narró la denunciante al momento de entablar la acusación.
Tras los hechos, la presunta agraviada regresó a su puesto de trabajo nerviosa, ansiosa, angustiada y desconcertada. Esto la llevó a informar de lo sucedido a su superior, el mismo que hoy es testigo del caso. Este le recomendó formalizar la denuncia que actualmente sigue su curso.