Por Gustavo Puma Cáceres. Planificador Urbano Territorial y Portuario, Gobernanza Territorial y Gestión de Ciudades Puerto. Mail: gpumacac@unsa.edu.pe

Guardo con nostalgia los recuerdos de aquellos domingos de Resurrección cuando mis padres nos llevaban, siendo niños y adolescentes a la Misa del Gallo en las iglesias de Paucarpata o Cayma. De ello ya han pasado más de 30 años. Al concluir la ceremonia, llegaba el momento más esperado y culminante: la quema del Judas. Esta tradición profundamente enraizada en nuestro imaginario Católico y Cristiano, donde la quema de un muñeco ardiente simboliza la traición de Judas Iscariote, representa el repudio y rechazo colectivo a la deslealtad y la purificación comunitaria.

Esta poderosa alegoría encuentra eco en el abandono del Puerto de Corío. El gobernador Rohel Sánchez asume el rol de un Pilatos contemporáneo. Al igual que el prefecto romano que se lavó las manos, la actual gestión regional elude su responsabilidad mediante excusas presupuestales y priorización selectiva de proyectos; incumpliendo sus promesas electorales.

En mi calidad de excoordinador gestor e impulsor del proyecto Puerto Corío bajo la Gerencia Regional de Infraestructura en el año 2022 —durante la gestión del Arq. Mario Calderón Valencia—, logramos concretar en mayo de dicho año la suscripción del Convenio Marco de Cooperación Interinstitucional entre la Autoridad Portuaria Nacional (APN) y el Gobierno Regional de Arequipa (GORE Arequipa). Este acuerdo tuvo como objetivo principal la elaboración del Perfil Técnico de Preinversión del  Terminal Portuario de Corío, contando con la asistencia técnica de la APN. Sin embargo, dicho convenio culminó su vigencia en junio de 2023 sin que, hasta la fecha, la actual gestión regional haya presentado avances sustantivos, ni siquiera en la etapa inicial de documentación. Es decir no se tiene ni la caratula del perfil, lo que genera preocupación respecto al nivel de prioridad asignado a este proyecto estratégico.

Asimismo, en noviembre de 2022, deje constituido el Directorio de la Autoridad Portuaria Regional de Arequipa. El cual, pese a haber sido debidamente instalado hace más de dos años y medio, no ha sido convocado a sesión alguna por parte del actual Gobernador Regional. Esta inacción limita el desarrollo de un espacio clave para la gobernanza portuaria y la concreción de inversiones prioritarias para el desarrollo de la región Arequipa 

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Los «Judas» del desarrollo regional, detrás de esta inacción operan intereses ocultos. Si Judas vendió a Cristo por treinta monedas, ¿qué beneficio obtienen los grupos empresariales que desvían inversiones hacia otros puertos del sur? ¿Acaso algún operador portuario del sur del Perú ya presume tener asegurada su concesión de puerto por tres décadas?

Mientras los ‘Judas’ económicos negocian con el futuro del puerto, el ‘Pilatos’ político (el GORE Arequipa) consiente su agonía. Los verdaderos crucificados no solo son los pescadores y habitantes de Punta de Bombón y de Islay sino también los 293 mil 522 votos de arequipeños y arequipeñas, quienes quedan condenados a pagar el precio de esta traición institucional.

Esta simbiosis Judas-Pilatos revela una doble perfidia: la traición económica de los grupos de poder y la cobardía política de una gestión que privilegia proyectos con rédito electoral sobre necesidades históricas. Puerto Corío yace en el Gólgota del abandono, pero como en la Pascua, la resistencia popular podría redimirlo.

El desinterés por Corío obedece a un cálculo mezquino, baja rentabilidad política, ausencia de presión empresarial y preferencia por macroproyectos para intereses privados. Mientras el gobierno regional invierte en zonas estratégicamente no visibles, el Pueblo de Arequipa y Punta de Bombón aguardan justicia portuaria y justicia por el desarrollo y crecimiento.

Resulta prioritario y estratégico retomar el proyecto del Mega Puerto de Corío, incorporándolo de manera inmediata en la agenda técnica y política como una iniciativa integral, macrorregional y de interés nacional. Su desarrollo debe articularse de manera sinérgica con otros megaproyectos clave de Arequipa, como Majes Siguas II, a fin de maximizar su impacto en la competitividad logística y el crecimiento económico.

Este enfoque permitiría sentar las bases de lo que he denominado la Gobernanza Territorial Portuaria. Un modelo coordinado entre actores públicos, privados y la sociedad civil, orientado a optimizar la gestión portuaria y su vinculación con las cadenas productivas. Si no hay interés del Gobernador Regional, invocamos a las autoridades nacionales, gobiernos locales, academia y sociedad civil a asumir este desafío con decisión. Pues el Mega Puerto de Corío no es solo un proyecto de infraestructura, sino una palanca para el progreso del sur del Perú. Según estudios preliminares, este proyecto podría incrementar en el doble del el PBI que va a generar el Puerto de Chancay y generar empleos directos, reforzando su carácter estratégico.

Rohel Sánchez tiene ante sí una disyuntiva moral, la de incluir a Corío en su agenda con inversiones concretas y diálogo genuino, o perpetuar su gestión como el gobernador que crucificó el desarrollo de Arequipa.

¿Resulta excesiva esta analogía bíblica? ¿O acaso existen otros ‘Judas’ y ‘Pilatos’ operando contra Puerto Corío que aún no hemos identificado?»