Un grupo de científicos del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP) inició una expedición en la cabecera del río Tigrillo, en Loreto, una de las zonas más biodiversas y vulnerables de la Amazonía. Durante cuatro semanas, trabajarán junto a dos comunidades del pueblo indígena Urarina para documentar especies de flora, fauna y hongos. Además, evaluar el estado de los ecosistemas inundables y recuperar conocimientos tradicionales sobre el manejo del bosque y del territorio. Los resultados servirán como base para futuros proyectos de conservación y fortalecerán la autonomía de las comunidades frente a amenazas como la deforestación y la contaminación por hidrocarburos.

En el corazón verde del Abanico del Pastaza, una nueva expedición científica se abre paso entre los bosques inundables del río Tigrillo, afluente del Chambira. La misión está a cargo del IIAP y busca entender la complejidad ecológica y cultural de esta zona de Loreto. Aquí habita el pueblo Urarina, cuyas comunidades serán parte activa del estudio.

Durante un mes, el equipo del IIAP convivirá con las comunidades de la cuenca alta del río Tigrillo. El proyecto, respaldado por las federaciones indígenas FEPIURCHA y FEIURCHA, parte de un enfoque colaborativo que entrelaza ciencia y saberes ancestrales. La meta es ambiciosa: recuperar conocimientos tradicionales y registrar especies únicas de flora, fauna y hongos.

La investigación se centra en ecosistemas inundables y turberas, considerados claves para la regulación climática y altamente amenazados. En este escenario, los científicos identificarán especies, analizarán su estado de conservación y explorarán los usos tradicionales que las comunidades urarinas aún mantienen pese a las presiones externas.

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Las actividades en campo incluyen entrevistas a sabios y sabias locales, mapeo participativo, inventarios de biodiversidad y análisis geoespacial. Esta metodología busca construir un conocimiento integral del territorio, incorporando también las percepciones de cambio ambiental de las comunidades.

La región enfrenta riesgos crecientes. La deforestación, los derrames de hidrocarburos y el olvido de los saberes tradicionales han encendido las alertas. Por eso, esta expedición no solo representa una oportunidad científica, sino también una herramienta vital para fortalecer la gestión territorial indígena.

Los resultados serán la base para futuros proyectos de conservación, educación y desarrollo sostenible. En una Amazonía cada vez más amenazada, escuchar a quienes han vivido en equilibrio con ella por generaciones puede marcar la diferencia.