Por Jorge Rodríguez. Revista Lombriz
Mario Vargas Llosa, el laureado escritor peruano (1936-2025+), dejó una huella imborrable en la literatura mundial, pero más allá de sus obras maestras, existe un plato que capturó su corazón y paladar: el chupe de camarones arequipeño. Este guiso, emblemático de nuestra región no solo es una delicia culinaria, sino también un vínculo con sus raíces y recuerdos más entrañables.
En el libro «La vida en movimiento» de Alonso Cueto, el Nobel de Literatura (2010) rememora su primer encuentro con el chupe de camarones en Arequipa. A los seis años, en casa de su tío Eduardo García, la criada Inocencia le presentó este plato por primera vez. «La primera vez que vi un chupe de camarones con esos animales enteros en el plato sentí una especie de horror. Luego sin embargo me hice un gran aficionado al plato», relata.
Es más, para Mario Vargas Llosa, el chupe de camarones era más que un plato: era un símbolo de su identidad arequipeña. En su columna «Piedra de Toque» en el diario El País, escribió: «Vivía solo, cuidado por la ama de llaves, la señora Inocencia, que puso bajo mis ojos, por primera vez, un chupe de camarones rojizo y candente, manjar supremo de la cocina arequipeña, que luego sería mi plato preferido».
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Plato arequipeño
El chupe de camarones es un plato típico de Arequipa, donde se puede encontrar en cualquier picantería. La palabra «chupe» proviene de una lengua originaria de los Andes y significa «sopa». Historiadores de la zona señalan que es el resultado del mestizaje entre la población andina y la influencia española, incorporando ingredientes como leche y queso.
Aunque el chupe de camarones se prepara en todo el Perú, el arequipeño tiene un toque especial. Como explica el poeta y experto en gastronomía peruana Alonso Ruiz Rosas, los camarones utilizados no son de mar, sino de río, específicamente del río Majes. «Es que los camarones con los que se hace aquí el chupe no son de mar. Son de río. Por esos son tan grandes y sabrosos», añade Ruiz Rosas citado por la BBC.
«El chupe de camarones es una de las mejores muestras del mestizaje cultural que se respira en Arequipa. Un mestizaje entre la población andina que habitaba la región y la occidental que trajeron consigo los españoles», le explicó a BBC Mundo el desaparecido historiador arequipeño Juan Guillermo Carpio.

Arequipeño sí, francés no
Cristina Álvarez, directora de Cocina Fácil, en un artículo publicado en agosto del 2024, precisa “el plato favorito de Mario Vargas Llosa no es francés, es una receta peruana». Con total acierto dice: “El premio Nobel de Literatura y reciente miembro de la Academia Francesa dice que esta receta es su debilidad en la cocina. Se trata de un plato de cuchara típico del Perú que puedes hacer en casa”.
Cuando visitaba Arequipa a la hora del almuerzo, solía acudir con su séquito de acompañantes y anfitriones a la picantería La Nueva Palomino, donde la dueña Mónica Huertas le preparaba este manjar. Ella se encargaba de atenderlo personalmente e incluso reservaba un espacio privado del local para la comodidad del ilustre personaje.
El escritor visitaba su tierra natal generalmente entre abril y diciembre, meses en los que está permitida la captura del preciado crustáceo, que escasea en los ríos Ocoña, Majes-Camaná y Tambo. La veda para su captura y comercialización finaliza el 31 de marzo de cada año, pues los primeros meses se dedican a su conservación y desarrollo.
Si el chupe de camarones alcanzó fama mundial, fue gracias a Vargas Llosa, el hijo de Arequipa. Además del chupe, solía pedir rocoto relleno y pastel de papa, acompañados de una copita de anís y, para cerrar, una porción de queso helado. Y no se olvidaba de la rica chicha de guiñapo (a base de maíz)…