Isaac Martínez Gonzales. Especialista en infraestructura hidráulica
Aunque no se tienen noticias claras que vislumbren la posibilidad de ejecución de la segunda etapa del Proyecto Especial Majes Siguas (PEMS), que como sabemos está en un proceso arbitral ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), siempre está en la palestra. Son avances rutinarios, pero como es de conocimiento público, generalmente, no con buenas noticias. Invasiones de terrenos en su ámbito, afloramiento superficial de aguas subterráneas, cambios permanentes de sus funcionarios, incremento de trabajadores con estabilidad laboral, excesivo número de trabajadores sin méritos establecidos, etc.
A esto se agrega la falta de diligencia de los funcionarios actuales del PEMS para solucionar los problemas, propios de todo proyecto de irrigación. Al no haber previsto lo que ocurriría después de la aplicación del agua de riego en el suelo. Por ejemplo, fortalecer las labores de difusión del uso eficiente del agua, en coordinación con la Junta de Usuarios de la Pampa de Majes y la ANA, colaborar con el sinceramiento de las áreas bajo riego en la irrigación y liderar el proceso de aplicación del módulo de riego establecido por la ANA.
Si se cumplieran estas actividades estarían inmersas en lo establecido en la Ley N°29664, publicada en el diario oficial El Peruano el 19 de febrero de 2011 y su reglamento, publicado el 26 de mayo de 2011. Mediante esta ley, se creó el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (SINAGERD). Su finalidad era identificar y reducir los riesgos asociados a peligros o minimizar sus efectos. Así como evitar la generación de nuevos riesgos y preparación y atención ante situaciones de desastre mediante el establecimiento de principios, lineamientos de política, componentes, procesos e instrumentos de la Gestión de Riesgos de Desastres. Puntualmente, se estaría controlando el proceso sistemático de los deslizamientos en el valle de Siguas (Alto Siguas hacia abajo).
En cuanto al proceso de atención a los damnificados de los pueblos de Siguas-Quilca-Lluta, por el desastre ocurrido el 20 de marzo de 1984, el presidente del frente de defensa Sr. Francisco vera Pacheco, ha recibido un documento desafiante, con agravios en sus respuestas y con afirmaciones temerarias. Tales como: invocar la Ley N°29664, cuyo reglamento se publicó el 26 de mayo de 2011, habiendo ocurrido el desastre el 20 de marzo de 1984; comparar los caudales de esta fecha con caudales registrados a partir de 1996; negar la afectación del cauce de la quebrada Huasamayo por el torrente ocasionado por la descarga de hasta 30 m3/s. (Esto último hubiese ocurrido sólo si la quebrada hubiese estado revestida de concreto armado con caídas para controlar la velocidad que hubiera sido un despropósito); negar que hubo damnificados por erosión y deposición de material de arrastre en la quebrada Huasamayo y en las riberas del río Siguas, etc. Más, aún, habiendo presentado las pruebas correspondientes de autoridades de ese entonces.
En la cuenca del río Siguas se instaló una estación hidrométrica en Lluclla cuando se iniciaron los estudios del PEMS, pero lamentablemente su información ha sido observada y no es confiable. De tal manera que el caudal que transitó por el río Siguas el 20 de marzo de 1984, fue estimado en 250 m3/s por las autoridades del Ministerio de Agricultura, de ese entonces. El PEMS para evadir su responsabilidad compara ese caudal con los registrados a partir de 1996, que en algunos años es mayor, sin contextualizar el caso a la fecha del desastre, en la que ninguna autoridad hubiera negado la existencia de damnificados, argumentando que en el futuro se iban a registrar mayores caudales.
Ante la inobservancia de las autoridades del GRA en solucionar el problema a los damnificados del valle de Siguas, dando excusas que están fuera de lugar, llegando a la calumnia y la negación de los hechos demostrados, desde hace muchos años, éstos tendrán que recurrir a instancias nacionales y al Poder Judicial. Por último, argumentan irresponsablemente, que fue un desastre natural.